TEHERÁN (DPA).- Ramadán en Irán normalmente es un tiempo en el que se dejan atrás las preocupaciones de la vida cotidiana, se hace un vuelco a la espiritualidad y se vencen las debilidades. Este año, sin embargo, se espera que el mes sagrado islámico se convierta en un período politizado, después de las protestas por el presunto fraude en las elecciones presidenciales del 12 de junio, en las que se determinó la reelección del mandatario Mahmoud Ahmadinejad.

"Las ceremonias religiosas son la ocasión más apropiada para expresar nuestras protestas", dijo el líder opositor Mir Hossein Mousavi. En los últimos dos meses más de 20 personas fallecieron en las manifestaciones, de acuer-do con el gobierno. La oposición asegu-ra, sin embargo, que la cifra de muertos asciende a al menos 69. La policía informó que arrestó a más de 4.000 manifestantes, de los cuales aún hay 100 en prisión. Para la oposición, son alrededor de 220. "Aquellos muertos y los que están detenidos querían garantizar la libertad y la democracia", dijo Mousavi.