Marcelo Mazzarello junto a Ernesto Claudio y Max Berliner giran ahora por Patagonia con "Días eternos", dirigidos por Gladys Lizarazu. La obra estará hoy en Cipolletti y mañana, a las 20, llega a Roca, a la Fundación Cultural Patagonia, para actuar en el Auditorio "Ciudad de las Artes", Rivadavia 2263.

Esta obra póstuma del santafecino Carlos Pais -fallecido el último 9 de julio- se estrenó en Junín y ya pasó por varias provincias del país.

Se trata de un grotesco con producción del Teatro Nacional Cervantes en el que Carolina Sosa Loyola realizó el vestuario, la escenografía es de Alfonso Sierra, el diseño de iluminación de Jorge Merzari y Javier Bustos creó la música original. Vanesa Campanini es asistente de la directora Lizarazu.

Ernesto Claudio es Miguel, un hombre solo, una vida cuyo sentido no ha percibido aún hasta que llega José (Mazzarello). Nicolás Zavaleta (Berliner), postrado y sin habla, tiene una historia oculta como intelectual de su época, un ser humano con potencialidades interiores riquísimas que lentamente van saliendo a luz. En el país no hay trabajo y por distintos motivos han sido abandonados por sus esposas. Pero la necesidad de vivir, de soportar el tiempo, de hallar una razón, los acerca.

"Dentro de la experiencia personal me pasó, respecto de la valoración de quienes nos precedieron, que me sorprendió la muerte de una de mis abuelas, la que más relación tenía conmigo. Y tuve la clara sensación de no haber hecho lo suficiente en cuanto a haberla disfrutado más, a haber estado más tiempo con ella desde que caí en la cuenta que podía irse de este mundo. Cuando esto ocurrió con mi abuela, percibí que me perdí de acompañarla y que no hice todo lo que podría haber hecho. Eso me sirvió para tomar conciencia de que una situación así no debía volver a darse en mi vida. Eso en lo personal? Después, en la elaboración del personaje de José en "Días eternos", el participar Max Berliner, el trabajo con una persona muy mayor, tiene 89 (el 26 de octubre cumplirá 90), todo el tiempo aporta vitalidad a la obra. Y el proceso de ensayo con él fue tan motivador, tan aleccionador porque es como un chico de casi 90 años, alguien con una energía y un optimismo increíble, siempre con una mirada positiva de las cosas. Uno, con menos edad se queja o no se da cuenta que ejerce una pérdida de tiempo, en definitiva. Es actuar con una persona que permanentemente nos estuvo aportando ese llamado de atención que la obra trata de darnos a todos; que a nosotros como actores, Max nos mostró durante los dos meses que duraron los ensayos," cuenta Mazzarello en diálogo con "Río Negro".

- Se mezclan, como en esta entrevista, la actividad profesional y la vida.

-Sí, en el teatro -aunque no necesariamente deba tener esa función, también puede entretener- está la posibilidad de que esas cuestiones se junten y es el caso de esta obra, por un lado muy entretenida -todo el tiempo la gente se ríe- y a la vez con otra mirada que si no pasara por el tamiz de la risa, sería un drama porque se trata de dos personas desocupadas cuidando a un hombre mayor al que tienen que limpiar, cambiar, no se puede mover. Pero eso mismo, depende de la manera que se haga, causa gracia y luego de la risa se puede reflexionar.

-A veces la vida nos pone la traba y nos damos cuenta, pero poder ficcionar esas instancias ayuda a verlas claramente y a tiempo, a veces.

-Sí, en las experiencias que venimos teniendo, ya estuvimos en Córdoba, Santa Fe, La Rioja, Salta, personas del público se acercan comentando lo cerca que les pega, los emociona porque tienen un familiar o les sucedió algo parecido hace poco tiempo? Entonces, alguno tiene la experiencia cercana y otros que se rieron, no dejan de decir que disfrutaron durante toda la obra, pero les quedó un pensamiento sobre que le puede pasar algo similar con la indefensión en que están los ancianos. "En "Días eternos", estos dos tipos que cuidan al viejo, lo miran como si fueran una cosa y lo dicen de un modo gracioso. Después va cambiando su mirada. Al principio dicen eso, que es una cosa, que no habla, que no se le entiende lo que dice y de a poco, ese viejo que está sentado en una silla es un profesor universitario y tiene algo para decir que expresa pero no es entendido. Lentamente ese mensaje va saliendo y mi personaje va entendiendo una a una las palabras y las va juntado para traducirlo."

"A nosotros nos deja la emoción porque una vez conocida la obra y haciéndola, le vamos encontrando distintas lecturas según los textos se van diciendo y el público reacciona. Eso también modifica el espectáculo. Pero van quedando siempre las diferencias entre los diferentes públicos, sus distintas reacciones, las diversas maneras de verla. Y nos vamos modificando junto con el público y con la convivencia con los compañeros del equipo y los actores, tres, cuatro, cinco días juntos."

"La convivencia, en particular, con Max es muy frondosa. Una anécdota de tantas? En un lugar donde nos quedamos había un boliche frente al hotel donde dormíamos. A la mañana siguiente, nos despertamos y charlando entre todos Ernesto contó que estaba a punto de decir que la música no lo había dejado dormir, cuando Max, antes de que pudiera articular palabra, dijo: ¡Viste qué lindo anoche la música, eso me da vida, siento que hay gente que está divirtiéndose y me dormí tranquilo!" (risas). Esas cosas van quedando, aprendemos cómo verlas de otra manera."

"Hay que aprender la aprovechar la sensación de juventud que es del espíritu y tener un referente tan fuerte con Max ayuda mucho a repensar cada cosa que vamos a hacer y decir. Cuando hacemos notas, Max siempre dice que no la van a sacar del ring. El está peleando todo el tiempo la vida y disfrutando cada momento."

PRESENTACIÓN

Hoy, a las 22, la obra de Carlos Pais se presenta en el Centro de Espectáculos de Toschi y Tres Arroyos, de Cipolletti. Mañana, la pieza sube a escena, a las 20, en el auditorio de "Ciudad de las Artes", Rivadavia 2.263. Entradas a 8 pesos (estudiantes); 10 pesos (docentes) y 15 para público en general.

EDUARDO ROUILLET