La renovación por mitades del Concejo Deliberante de Neuquén, consagrada en la Carta Orgánica de 1995 con la expectativa de generar políticas de Estado más allá de los vaivenes políticos que acompañan los mandatos del Ejecutivo, se ha revelado un incordio que complica a los gobernantes y satura la tolerancia de los ciudadanos. Si este mecanismo todavía no ha sido derogado, aunque en su momento el Deliberante aprobó una ordenanza para revisarlo, es por la aprensión de cualquier gobierno al riesgo de tener que lidiar con un poder paralelo, algo siempre latente durante una Constituyente.
Los resultados de esta indefinición están a la vista. Dentro de siete días la ciudadanía local estará votando en una elección que no ha logrado conmoverla. Por el contrario, su interés por la política llegó hasta los comicios del 28 de junio pasado y a partir de allí parece ganada por la indiferencia.
Desde el punto de vista del gobierno la prevención no es menor. Para la administración Farizano esta elección es una papa caliente que no sabe cómo acomodar en el paladar: a fin de cuentas tiene poco para ganar y bastante para perder.
Ocurre que la coalición que llevó al gobierno al actual intendente amenaza con desmoronarse en cualquier momento y en ese contexto estas elecciones aparecen como una prueba de fuego. Algunas de las fuerzas que la integraron en el 2007 ahora van separadas y, según los resultados, las diferencias que las separan pueden quedar definitivamente expuestas, al punto de poner en crisis la propia gobernabilidad.
Desde la perspectiva de la oposición, que encarna formalmente el MPN, la pulseada electoral también tiene su intríngulis, porque ese partido renueva cinco bancas y en el mejor de los casos sólo cubrirá cuatro, con lo cual aunque gane los amigos de ver la parte vacía del vaso dirán que ha perdido.
También porque el sapagismo, la línea interna a la que le toca llevar adelante esta ofensiva, gobierna abrumado por las dificultades y no puede poner en la campaña el esfuerzo que ésta requiere. Tal vez por eso debe valerse más de las diferencias internas del adversario que de su propia fuerza.
No por nada el MPN y Une, el partido de la coalición municipal que más ha invertido en esta pulseada, coinciden en la necesidad de polarizar la elección entre sí.
El MPN lo necesita porque apuesta a terminar de dividir a la oposición, sólo de esa manera se puede plantear la recuperación del municipio en el 2011. Une, por su lado, necesita ganarles a las listas aliadas para liderar cualquier intento futuro de destronar al MPN. Eso aunque en su afán no repare en las consecuencias, acaso letales para la supervivencia del frente comunal.
Es precisamente por esta necesidad mutua que el MPN y Une también coinciden en agitar porcentajes de supuestas encuestas que los dan en virtual paridad.
"Hay polarización con Une, Mansilla está apenas 4 ó 5 puntos por debajo de Jalil", se escuchó decir a un operador muy cercano a Sapag. "Estamos un punto arriba del MPN", presumió, a su turno, un colaborador de Mansilla.
En las filas del oficialismo municipal, en cambio, aseguran que Martínez y Buffolo, los candidatos de Juntos por la Ciudad (JPC), están segundos, muy cerca de Jalil, y que Mansilla está tercero cómodo.
En todo caso, una pista sobre las dificultades que atraviesa la lista de JPC la proporcionó la sorpresiva irrupción de Quiroga en la campaña. A pesar de que aceptó acompañar a los candidatos de Farizano, el ex intendente radical y diputado nacional electo cuestiona la estrategia electoral de su correligionario. Desde su óptica -advierten sus íntimos- "en lugar de quedar más o menos bien con todos, Martínez debería salir a despellejar a Jalil", en alusión a los muchos flancos que ofreció el candidato emepenista cuando estuvo al frente de la comuna capitalina.
Acuciado por las dificultades económicas, Sapag aguarda que se extingan los ecos de la elección del próximo domingo para acometer cambios en su gabinete. Imposible saber hasta ayer quién será el nuevo ministro coordinador. Los sondeos entre los colaboradores más inmediatos del gobernador sólo permiten desmentir la versión que circuló en las últimas semanas acerca de que será Russo, el actual titular del bloque emepenista. Se supo, eso sí, que la estructura de coordinación tendrá por debajo secretarios que se encargarán de las áreas clave de la administración.
También que en el Ministerio de Desarrollo Social -un área en la que todos coinciden en que el gobierno hace agua- sería finalmente confirmado César Pérez, quien en todo caso cedería Seguridad.
El diálogo social convocado por el gobernador amenaza con resultar un teléfono descompuesto.
Los últimos en aportar a esa lectura fueron los comerciantes locales agrupados en Acipan. Un día después de reunirse con el gobernador salieron a reclamar una mayor participación en el gasto público, que como se sabe es la principal si no la única fuente de distribución de ingresos de esta provincia.
Ocurre que el gobierno invierte la parte del león del presupuesto en pagar los sueldos de los empleados estatales y en mantener su mentada "paz social", algo que tuvo su última manifestación en la expropiación de Zanon, ampliamente criticada por los mismos comerciantes, tal vez conscientes de que tetas tan flacas no alcanzan para tantos lechones.
"Acá hay un grupo de sectores que se están apropiando de la renta pública en detrimento del futuro", clamó el presidente de esa cámara.
Qué lástima que esa entidad no haya salido a decir lo mismo durante el anterior gobierno de Jorge Sobisch, cuando se daban créditos incobrables por millones de dólares a los amigos del poder.