| Marcela "La Tigresa" Acuña (33-5-0, 16 ko’s), campeona mundial super gallo CMB y AMB, retuvo el cetro del Consejo ante la jamaiquina Alicia Ashley (14-9-1, 1 ko) en el Luna Park, porque a los 32 años conserva la misma fiereza que la empujó a boxear por primera vez. Mas allá de la esperada revancha contra Alejandra "Locomotora" Oliveras (13-1-2, 4 ko’s), que se prevé para fin de año en el mítico estadio de Corrientes y Bouchard, el único sueño que le falta cumplir a la formoseña dentro del pugilismo es retirarse con ambas coronas en su poder. Su última retadora la había superado en sus dos encuentros previos, que se remontan a 2002 y 2003, pero desde aquel tiempo a esta parte, Acuña no sólo se aferró a su hambre de gloria: sus mejores armas, además de su determinación y coraje, siempre fueron su apego al gimnasio y su fe en que preparándose adecuadamente podría alcanzar cualquier objetivo. Tal es así, que el jueves por la medianoche consiguió vencer por puntos en fallo mayoritario a la contrincante que más veces la había frustrado. Al final del duelo, dos de los jurados sumaron a su favor 96-94 y 96-95, mientras que el tercer miembro del triunvirato optó por un empate en 95. Para DyN, la argentina se impuso por 97-93. Si bien su adversaria logró deslucirla en un primer momento haciendo gala de su talento para caminar el ring y marcando puntos claros aprovechando su largo alcance de brazos, "La Tigresa" se reveló frente a la probabilidad de tropezar otra vez con la misma piedra, y presionando a Ashley con bravura, levantó al público que fue a verla triunfar. Apegada a esta fórmula hasta que su físico se quedó sin energías (promediando el octavo asalto, de los diez que duró la disputa), convenció a jueces y espectadores de que los cinturones debían quedarse en casa. En cada etapa de su legendaria historia puede recordársela así, nadando contra la corriente, feroz y eterna. Ya venció mano a mano a las mejores gladiadoras que podía ofrecerle este deporte, tan violento y noble a la vez. Su desquite con Oliveras, aquella chica que surgió desafiándola públicamente y que el último 4 de diciembre le dio la posibilidad de unificar los títulos del Consejo y la Asociación, es antes de suceder un hecho anecdótico. Ayer, Acuña sorteó su último obstáculo real y seguramente antes de 2010, y de comenzar un nuevo proceso asumiendo como concejal del Partido de Tres de Febrero, llenará nuevamente el Luna Park porteño para alegrar a todos aquellos se reúnan para escucharla rugir y verla nadar contra la corriente, feroz y eterna. (DyN) | |