River se mostró mejor, ilusionó por momentos con la sociedad Ortega-Buonanotte e incluso consiguió que un Cristian Fabbiani algo "pesado" convirtiera un gol, pero el resultado fue negativo porque enfrente tenía al Lanús del Toto Salvio.
El volante-delantero fue el encargado de dar vuelta un partido que le era favorable al Millonario, pero que se llevó el Granate por 2-1. Ahora, River deberá salir a ganar en el Sur de Buenos Aires para seguir en la Sudamericana.
Los primeros 45 minutos fueron intensos, con los dos equipos midiéndose pero también pensando en el arco de enfrente. Lanús es el Lanús de siempre, pero sin la peligrosidad que imponía Sand, ahora en el fútbol árabe. River dependió de la sociedad Ortega-Buonanotte porque los carrileros estuvieron realmente apagados y porque Fabbiani, más allá que convirtió, está pesado y fuera de ritmo.
La primera fue del Granate, pero el disparo de Hoyos tras un córner dio en uno de los postes. La contestación fue de Buonanotte, a los 11, con un disparo que se fue cerca, y cuatro minutos más tarde el Enano volvió a probar: encaró, la cedió para Ortega, el Burrito metió un pase enorme para Fabbiani, pero el Ogro se durmió y Caranta esta vez ganó.
En el primer tiempo el Granate tuvo las más claras. A los 19 Salvio metió una diagonal a puro vértigo, pero perdió en el mano a mano con un Daniel Vega que se mostró realmente seguro durante todo el partido.
El primer disparo de Ortega fue a los 25, pero se perdió por arriba del travesaño y sobre los 32 Hoyos volvió a ganar en el arco de enfrente, pero el cabezazo se perdió desviado.
River mostró una actitud ofensiva, pero más allá de eso los murmullos comenzaron a escucharse desde las tribunas. Buonanotte siguió al comando de una nave que, a los tirones, busca el norte, con más empuje que ideas.
A los 38, el Burrito la cedió para el Enano y el disparo des éste se fue cerca y a la vuelta de los vestuarios, sobre los 3 del complemento, la misma fórmula terminó de la misma forma: Ortega se la dio a Buonanotte y el petiso pasó entre tres defensores, pero definió débil y afuera.
Pipo Gorosito mandó a Marcelo Gallardo a la cancha, y el Muñeco casi la clava en un ángulo de tiro libre de no ser por la buena volada de Caranta.
A esa altura el local era más, pero el gol llegó de manera imprevista, porque en una de las pocas jugadas que ganó en los 90 minutos, Fabbiani tomó un balón, a los 22, salió hasta el borde del área y con una media vuelta hizo explotar miles de gargantas millonarias e ilusionadas. El Ogro tuvo 20 minutos encendidos y casi clava el segundo sobre los 33.
River estaba tranquilo y Lanús no le encontraba la vuelta al partido, hasta que apareció Salvio, la figura de la cancha, desbordó y metió un derechazo cruzado, perfecto, esquinado e inatajable, que enmudeció a todo el Monumental. Y la faena de Lanús se completaría a los 45, con una contra fulminante que selló el Toto. El hombre de la noche.