Pocas cosas emocionan tanto a los sanantonienses como la evocación de la larga historia de escasez de agua que signó no sólo los inicios de la localidad, sino gran parte de su historia, ya que ese vital elemento llegó a convertirse en una presencia cotidiana en sus viviendas poco después de 1972.
Antes, los aljibes eran el mudo receptáculo del agua que les proveía el tren aguatero, que con su llegada marcaba el pulso del pueblo, y el agua se reciclaba como un líquido precioso que recién después de utilizarse para la cocina y el aseo iba a dar vida a alguna de las escasas macetas con plantas, que estaban presentes en pocas casas ya que pensar en alimentar el verdor a fuerza del derroche del preciado líquido era un lujo que casi nadie se permitía.
Hoy, a 37 años de la creación del canal Pomona-SAO, los vecinos que volvieron a la vieja aguaterìa y fueron testigos del descubrimiento de una placa conmemorativa lo que sí derrocharon fueron lágrimas de emoción, tantas que podrían haber nutrido como antaño la antigua cisterna que tiempo atrás fue una verdadera de fuente de vida para todos ellos.
Vanesa Miyar
vanesamiyar@hotmail.com