TEGUCIGALPA.- La misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) recaba testimonios de hondureños simpatizantes del depuesto presidente Manuel Zelaya, víctimas de la represión policial de las autoridades golpistas, mientras la resistencia sigue en las calles reclamando el retorno del mandatario.
Julián Baca Aguilar (54) llegó a la sede de la Comisión, en el hotel Intercontinental, con unos recortes de periódicos hondureños en los que aparece con la cara ensangrentada tras haber recibido un garrotazo en la cabeza.
El 29 de junio, un día después del golpe de Estado que depuso a Zelaya, "veníamos manifestándonos pacíficamente cuando la policía comenzó a tirar bombas lacrimógenas. Me quise proteger del humo de las bombas en una esquina (...) y cuando estábamos allí los policías llegaron hasta donde nosotros y me sacaron a punta de toletes (garrotes)", relata en un escrito entregado a la misión.
Los dirigentes del Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe Carlos H. Reyes y Marvin Ponce llegaron a las oficinas provisionales de la Comisión. Durante el encuentro, "hice un relato de lo que me pasó", afirmó Ponce, diputado del izquierdista partido Unificación Democrática (UD). Lo que le pasó fue una fractura en el brazo derecho.
"Íbamos el 12 de agosto en la manifestación llegando al Congreso (centro capitalino). En eso aparecieron tres personas que no iban en la manifestación, eran infiltrados, y lanzaron piedras a los escudos de los policías", explicó.
"Los policías reaccionaron lanzando bombas lacrimógenas y toletazos (garrotazos); yo corrí y choqué con una señora y un niño y tratando de ayudarles choqué con otro manifestante y caí. ´Éste es el diputado revoltoso, démosle duro´, dijo un policía", agregó Ponce.