SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Con la promesa que la próxima Fiesta será la mejor, como lo anuncian cada año, ayer por la noche los "gringos" dieron por concluida la XXX Fiesta de las Colectividades Europeo-Argentinas.
El cierre se realizó cerca de la medianoche de ayer, pero el festejo continuó hasta la madrugada, aprovechando que el feriado de hoy permitirá descansar a la mayor parte de los asistentes, y sobre todo a quienes participaron de la organización y atendieron los once puestos en el gimnasio Pedro Estremador. Cuando se acerca el final de fiesta, es tradición el intercambio de comidas y bebidas entre los stands, y si sobra algo también el tenedor y canilla libre hasta agotar la mercadería y bebidas que prepararon.
Anoche, la cantidad de vecinos y turistas que entraron al estadio colmaron las instalaciones antes de que promediara la velada, mientras otros soportaban el frío en una cola que por momentos superó los 100 metros, sin horario cierto para ingresar.
Dos inspectores municipales y otros tantos agentes de policía en cada entrada llevaban el control de ingresos y egresos, y fueron implacables en el cumplimiento de la norma. No obstante, se calcula que unas 9 mil personas habrán pasado por el gimnasio para deleitarse con las comidas, bebidas y música de italianos, suizos, croatas, vascos, españoles, alemanes y demás inmigrantes que nutrieron esta ciudad, y también para apreciar las danzas interpretadas por grupos locales y cuerpos de baile invitados, de Buenos Aires.
El presidente de la asociación que agrupa a las Colectividades Europeo- Argentinas, Juan Carlos Odeón, prefirió no hablar sobre los resultados económicos del evento y sobre las expectativas que tenían los organizadores, pero representantes de algunas colectividades se manifestaron satisfechos, porque "la gente comió, bebió, y gastó como en otros años, a pesar de la crisis.
La Fiesta que ya es un orgullo para los barilochenses comenzó a realizarse en el invierno de 1978 en la calle Mitre, que se cerró al tránsito durante un fin de semana, con la participación de sólo seis colectividades europeas: suizos, españoles, daneses, italianos, alemanes y eslovenos, y representaciones de Argentina y Chile. La experiencia sufrida con las bajas temperaturas, además de la lluvia y la nieve, hicieron que en 1980 la celebración se trasladara al gimnasio de Bomberos Voluntarios, y de apoco se fueron incorporando las restantes colectividades de inmigrantes. En 1987 ya integraban la organización las once colectividades actuales, y se espera que pronto se puedan sumar otras, para que también compartan sus tradiciones con otros inmigrantes y todos los vecinos de la ciudad.