NEUQUÉN (AN).- A través de una extensa red, el Banco Popular de la Buena Fe ya otorgó unos 4.000 microcréditos en la provincia. El único requisito que pidió a quienes recibieron el dinero fue que respeten su palabra. La experiencia viene demostrando una alta tasa de devolución: más del 95% de los fondos fueron recuperados.
La metodología de acceso al dinero, créditos de 700 pesos que apuntan a reemplazar la cultura del subsidio por el respaldo a pequeños emprendimientos, requiere que cinco personas se agrupen y den fe de que cada uno de ellos podrá devolver el dinero.
Lo único que los asocia es la palabra, ya que son préstamos individuales, para proyectos que cada uno de ellos llevará adelante, otorgados mediante una garantía solidaria (ver aparte).
En total son unas 30 organizaciones las que forman parte de la extensa red. Aunque casi no se parezcan en nada a uno, cada una de ellas es un banco.
Son casas, clubes, y sedes de ONG donde, en torno a los préstamos, también se articulan actividades culturales y deportivas. Allí, por sobre todas las cosas, los emprendedores comparten su experiencia, y siguen de cerca, con respaldo técnico, el negocio del otro. El rango de cobertura de un "banco", es de 10 cuadras a la redonda.
El programa, dependiente del ministerio de Desarrollo Social de la Nación, fue generado en 2004, en La Plata. Esto dio origen a la Comisión Nacional de Microcréditos.
En Neuquén las encargadas de llevar adelante el proyecto son la Fundación Otras Voces, la biblioteca popular Jorge Fonseca, y la Asociación Civil Inkahue. Juntas tutelan a unos 30 bancos, organizaciones barriales y civiles, que canalizaron unos 3 millones de pesos en microcréditos.
Cada banco busca erigirse como un recomponedor de los vínculos sociales devastados tras años de crisis y desempleo. "Si bien el incentivo de la economía es primordial, para nosotros, tan importante como eso es que sea una herramienta de reconstrucción del tejido social", explica Francisco Mantilaro, de la fundación Otras Voces.
Parte de eso se deja ver en el compromiso que se asume al recibir un préstamo. Además de pagar, el titular del crédito tiene que participar una vez por semana de un espacio destinado a compartir su experiencia. Con el resto, conforma un grupo que critica todos los proyectos, entre ellos el suyo, para buscar cómo mejorarlos.
"El objetivo es que la experiencia de cada uno sirva de base para los que recién están entrando en el circuito económico", afirma Teresa Casalá, de la misma ONG.
Hay de todo: pequeños negocios de alimentos, costureras, gente que compra una computadora para dar servicios, crianceros. Los primeros microcréditos son de hasta 700 pesos. Pero existe la chance, de acuerdo al cumplimiento del pago, de acceder a otros préstamos para respaldar el negocio iniciado con el primer préstamo..