Domingo 16 de Agosto de 2009 > Cultura y Espectaculos
Un clásico del legendario Miles Davis cumple 50 años
Con unos seis millones de ejemplares vendidos, “Kind of Blue” de Miles Davis es uno de los mayores éxitos de ventas del género. La portada azul se convirtió en un ícono y en una experiencia fundacional para generaciones de músicos.

A 50 años de su lanzamiento, el 17 de agosto de 1959, "Kind of Blue" sigue siendo una de las grabaciones más notables del jazz. La revista "Rolling Stone" la incluyó en el lugar número 12 entre los 100 mejores discos de la historia, informa la agencia DPA.

El compositor y productor Quincy Jones lo llamó "mi jugo de naranjas diario" y para el pianista Chick Corea fue la puerta de ingreso a un nuevo lenguaje musical.

El trompetista Miles Davis (1926-1991) no tenía sin embargo un concepto claro para la producción del disco al presentarse con su sexteto a la primera de las dos sesiones de grabación, el 2 de marzo de 1959, en el legendario estudio Columbia de Nueva York.

El pianista Bill Evans recordaría más tarde que Davis apenas traía indicaciones para la grabación, más allá de unos apuntes de escalas sobre las que pensaba imporvisar. Davis, quien a los 33 años se contaba ya entonces entre los grandes del jazz, estaba buscando nuevas formas expresivas para el jazz.

Tras los años junto a su antiguo ídolo Charlie Parker se había recuperado algo de su adicción a las drogas y había encontrado en Nueva York una banda con la que pudo liberarse de las ataduras del bebop, dominante en esa época. El trompetista ya había logrado un gran éxito con "Miles Ahead", en 1958.

Junto a los saxofonistas Julian "Cannonball" Adderley (contraalto) y John Coltrane (tenor), al bajista Paul Chambers, Jimmy Cobb en la batería y Bill Evans en el piano, preparó el golpe liberador: en lugar de acordes estrechos y apurados, Davis investigó en todo el espectro tonal más allá de las escalas mayores y menores.

Davis y Evans, influidos por compositores clásicos como Bela Bartok y Maurice Ravel y por la obra teórica del arreglador George Russel, quisieron profundizar en las posibilidades de la música modal, utilizada en oriente, y en las obras eclesiásticas medievales.

Davis ya se había impuesto con sus presentaciones con traje y anteojos oscuros y su predilección por los automóviles veloces como "la esencia de lo ’cool’", como lo definiría más tarde Bob Dylan. Hijo de un odontólogo de Alton (Illinois), había establecido ya con su disco "Birth of the Cool" en 1949 el jazz como un arte sofisticado y elegante.

A mediados de los 50 ya no necesitaba recurrir a los clubes de jazz para sobrevivir, sino que se podía dar el lujo de ganar "buen dinero" en los estudios de grabación, como recordaba el productor Orrin Keepnews. Con Miles Davis, el jazz negro conquistó los escenarios blancos.

El sello Columbia había reconvertido en estudio una antigua iglesia ortodoxa en la calle 33 de Nueva York. Antes de iniciar la primera sesión de grabación de "Kind of Blue", Davis le pagó a cada uno de sus músicos 48,50 dólares, tal como establecía el convenio.

Winton Kelly tocó el pinao sólo en "So what"; para el resto de los temas se sentó en el taburete Bill Evans, para fastidio de Kelly.

El lado A se completó en apenas tres horas de grabación con "Freddie Freeloader", un blues sobre un cantinero, y "Blue In Green", que incluye un solo de trompeta de Davis de cinco minutos. Siete semanas después, el sexteto se volvió a reunir para grabar el lado B. Tras "Flamenco Sketches", de Bill Evans, le tocó el turno a "All Blues", un blues valseado arrasador en ritmo de 6/8. "Kind of Blue" estaba listo.

El disco se convirtió inmediatamente en un éxito de ventas y una mina de oro para Columbia Records. Le siguieron decenas de reediciones. Los técnicos de sonido notaron sólo en 1992 que la máquina de grabación había funcionado demasiado lenta durante la toma original y tuvieron que corregir el error.

"Kind of Blue" es para algunos el sonido del Nueva York de los años 50, otros ven en el disco el punto más alto de la carrera de Miles Davis, según escribió el periodista musical Ashley Kahn en su libro sobre el surgimiento de este álbum legendario. Su conclusión personal: después de décadas, el disco sigue irradiando, "como una tranquila antorcha azulada, su invitación a la adhesión de nuevos oyentes".

 

Télam

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