VIEDMA (AV)- Lo acusaron de un robo que no cometió, denunció torturas y vejámenes en la comisaría de Las Grutas y estuvo diez meses preso en la Alcaidía de Viedma, hasta que un juez lo sobreseyó. Aquellas circunstancias le habrían dejado graves secuelas psiquiátricas que obligaron a sucesivas internaciones. Mientras tanto, la Justicia todavía no da respuestas a los reclamos que su madre, desesperada, realiza desde hace nueve años.
"A mi hijo y a toda nuestra familia nos arruinaron la vida; eso no se va a subsanar, pero al menos, espero que me escuchen, que se preocupen por lo que pasó y que, finalmente, alguien juzgue a los culpables", dice María Cristina Petti a "Río Negro", desde La Plata, donde vive con sus hijos.
A fines de enero de 2000, su hijo menor, Lucas David -que entonces tenía 18 años- viajó con un amigo de vacaciones a Villa La Angostura y de regreso pasó por Las Grutas. "Era la primera vez que viajaba solo, lo cuidábamos mucho porque su papá hacía poco que había muerto en un accidente. Pero esa vez fue solo, antes de empezar la universidad, porque sabíamos adónde iba y con quién", recuerda la mujer. Pero esas vacaciones cambiaron para siempre su vida.
"Quería estudiar antropología, pero ahora no puede leer dos hojas. Estuvo varias veces internado en una clínica neuropsiquiátrica y ahora lo tratan en una comunidad. Los médicos ya dijeron que su situación es irrecuperable. Tuvo problemas de adicción después de aquello y tiene una psicosis que hace que vea a los policías que lo golpearon por todos lados, va al kiosco y se vuelve porque cree verlos", relata.
El 27 de enero de aquel año fue detenido en Las Grutas sospechado de un robo de 300 pesos a mano armada. El expediente dice que los damnificados habían reconocido a un sujeto de 1.65 metros y ojos claros, pero él mide 1.85 y tiene ojos oscuros. Según denunció, fue golpeado en la comisaría y trasladado a la Alcaidía. Estuvo diez meses hasta que el entonces juez de instrucción Jorge Bustamante lo sobreseyó.
Recién esta semana el Consejo de la Magistratura decidió requerir a la procuradora general Liliana Piccinini que designe un abogado que oficie como querellante en la causa, defendiendo los intereses del joven y su madre. "Yo hice toda la investigación, fui a Las Grutas y encontré las contradicciones de los damnificados, las mentiras de las ruedas de reconocimiento. Mi hijo no tenía antecedentes".
Por los hechos están siendo investigados efectivos de la unidad 29 de Las Grutas. "A quien él cree ver por todos lados es a uno que le decían "Gatito"; se llama Fabián Cayumil. Además en la golpiza estuvo el propio comisario, Francisco O´ Toole", asegura la madre del chico. El jefe policial (retirado) figura en la causa pero aparentemente como testigo.