CIPOLLETTI (AC).- Del total de las muestras enviadas al instituto Malbrán, el 26% fueron positivas del virus H1N1; el 12% negativas y el 62% continúan pendientes de resultados. Los datos surgen de un informe sobre la situación de la pandemia de gripe A en Cipolletti que brindó el comité de crisis local.
La información suministrada por la responsable de epidemiología del hospital Pedro Moguillansky, María Luz Riera, confirmó que al igual que en el resto del país, los casos positivos se concentraron en las personas de entre 15 a 34 años.
En cuanto al porcentaje de muertes, la cifra alcanzó el 14%.
La circulación del virus tuvo su pico máximo el 26 de junio, cuando se registraron 2.600 consultas por problemas respiratorios. A partir de ese momento, se detectó una baja en la curva epidemiológica coincidente con el receso escolar y las medidas de "distanciamiento" social adoptadas en la ciudad.
La información local fue apoyada con datos provinciales aportados por la ministra de Salud Cristina Uría, quien ratificó que en Río Negro hay confirmados 228 casos positivos de Influenza A, 68 negativos y cerca de 250 muestras aún sin resultados. El número de fallecidos asciende a 18, perteneciendo la mayor cantidad a la franja de edad que va entre los 45 y 64 años, "una población que históricamente no registra alta tasa de mortalidad por influenza estacional", dijo.
Por localidad, la funcionaria informó que la mayor cantidad de casos se dieron en el Alto Valle (Cipolletti y Roca), seguidos por Bariloche. Expresó, sin embargo, que de la ciudad lacustre quedan todavía muchas muestras por analizar en el Malbrán.
Adelantó también que la tasa de internación fue alta, lo que ocasionó la saturación de los servicios de salud: del total de casos confirmados, el 47% de las personas debieron ser internadas. La otra mitad recibió tratamiento ambulatorio.
Riera aclaró que los resultados del trabajo realizado por el comité de crisis son parciales, pero aclaró que muestran un patrón similar a la evolución de la pandemia en el resto del país.
Tanto Uría como Riera destacaron la labor en conjunto que realizaron instituciones públicas y privadas de salud junto al municipio y reconocieron que es una forma de trabajar que debe servir también para otras situaciones. Aseguraron que la crisis permitió demostrar también que los servicios de salud se pueden organizar de manera diferente para brindar mejor atención a la población y revalorizaron el rescate de normas básicas como el lavado de manos que "son simples pero causan gran impacto".