Miércoles 12 de Agosto de 2009 Edicion impresa pag. 28 > Sociedad
Enojo y problemas por colapso del acueducto central
Miles de litros de agua anegaron el microcentro. En el EPAS analizan cambiar todo el ducto.

NEUQUÉN (AN)- Una abuela hace equilibrio sobre un ladrillo para poder llegar a la vereda. Dos adolescentes saltan un charco pero no alcanzan y se empapan. A pocos metros una mujer con un cochecito de bebé intenta que su hijo no se moje al pasar por uno de los arroyos que ayer se formaron en el microcentro de la ciudad a raíz de que por tercera vez en once días colapsara el acueducto de distribución principal que transcurre debajo de la avenida Argentina.

"No se puede andar así. Es un peligro ¿Quién se hace cargo si me pasa algo?", aseguró Adela, una abuela del barrio Unión de Mayo que ayer se acercó al centro a cobrar su jubilación y se encontró con la inundación que causó la rotura del viejo acueducto del Ente Provincial de Agua y Saneamiento. "Por suerte no tenemos menos clientes, sí más gastos en limpieza porque se ensucia más el piso, y además toda la gente viene enojada porque se empaparon", aseguró Verónica empleada de un comercio de calle Alderete.

Mientras los vecinos afectados por el corte de servicio que implica la rotura de la cañería -que abarca a unas 70 cuadras comprendidas entre Islas Malvinas, Antártida Argentina, San Martín, Independencia, Salta y Entre Ríos- aseguraron estar "hartos de no poder salir de las casas sin mojarnos y de no tener agua", el gerente del Servicio Neuquén del EPAS, Ricardo Pacheco, aseguró que "visto que ya van tres roturas en pocos días y que prácticamente estamos hablando de la misma zona, porque ahora la rotura se dio a sólo 20 metros de donde estuvimos trabajando el sábado, decidimos iniciar un estudio para cambiar los 600 metros de cañería que van de Ministro González a Islas Malvinas".

Advirtió que la obra no sólo demandará una inversión importante sino que "lo peor es que va-mos a tener que cortar el tránsito en la avenida y varias veces", y destacó que "de todos modos calculamos que con las reparaciones que hemos venido haciendo en la última década ya hemos cambiado la mitad de la cañería, por lo que el trabajo será menos, pero más complejo que hacerlo de cero porque habrá que ir haciendo continuos empalmes".

Pacheco reconoció que "tenemos un problema serio de infraestructura que tiene que ver con que la tarifa apenas alcanza a mantener el servicio y no para hacer mejoras" y a la vez que descartó la posibilidad de que los vecinos afectados puedan reclamar el descuento por los días sin servicio aseguró que "sería bueno aumentar un poco más la tarifa".

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