VIEDMA (AV)- "Ojalá que este movimiento que han generado las reliquias de Don Bosco y Ceferino nos despierten, sobre todo por nuestros jóvenes". Ésa fue una de las reflexiones del obispo de Viedma, Esteban Laxague, al referirse a esta coincidencia del paso de las reliquias de Don Bosco por Fortín Mercedes anteayer y la partida hoy de los restos de Ceferino desde ese lugar hacia Neuquén.
En tanto la comunidad de Pedro Luro autoconvocada se mantenía anoche en vigilia a la espera de lo que consideran "sorpresivo" traslado de los restos de Ceferino Namuncurá desde esa localidad, a la que llegaron de Italia en 1924.
Laxague -quien se informó a través de los medios de la concreción de este viejo reclamo de la familia Namuncurá- sostuvo que el pueblo de Pedro Luro no se debe sentir triste sino orgulloso de haberlo tenido todo este tiempo y de seguir venerándolo.
El obispo habló de compromiso. En este marco recordó que el viernes pasado frente a la catedral viedmense, al recibir las reliquias de Don Bosco, entregó a las autoridades provinciales y municipales presentes una pequeña imagen de Don Bosco enviadas por el rector mayor de los salesianos y "cuando lo hacía les decía que recibirla es asumir un compromiso desde estos puestos importantes de gobierno que tienen de velar por nuestros niños y jóvenes, un compromiso real con la educación, la salud, la vivienda digna, el respeto, la vida".
En este marco planteó "a cuántos jóvenes de nuestra provincia les fue arrebatada la vida y pareciera que nos acostumbramos a esto que es muy trágico. Ojalá que este movimiento nos despierte como sociedad que no reacciona ante el arrebato violento de una vida, sobre todo de niños y jóvenes".
El obispo sostuvo que no deja de ser un mensaje esta coincidencia del arribo de las reliquias de Don Bosco y la partida de Ceferino, quien supo de la obra de aquél y visitó su tumba cuando viajó a Italia, tanto como la presencia de Don Bosco junto a Cagliero en Viedma en estos días. En diálogo con la radio Integración Rionegrina, Laxague recordó que Cagliero fue un chico huérfano que Don Bosco ayudó y luego de sacerdote lo envió a la Patagonia donde se convirtió en el primer obispo de estas tierras que aún no eran diócesis sino vicariatos.
"Detrás de todo esto hay un mensaje", sostuvo al anhelar que estas cosas "pueden despertar diversos sentimientos, pero ojalá que despierten compromiso de Don Bosco y Ceferino, sobre todo por los más jóvenes".
