Parece un truco de magia, pero no lo es. Ayer, Saturno perdió sus anillos.
Todo tiene una explicación: mientras en la Tierra hay dos equinoccios al año, en Saturno sólo se observa uno cada 15 años. Y esto es justamente lo que hace desaparecer sus anillos.
Según Linda Spilker, de la NASA, el truco está en la potente luz solar, la oscilación del eje del planeta y en la estrechez del anillo, que a pesar de tener un diámetro de más de 320.000 kilómetros, tiene un ancho de poco más de 9 metros. Durante el equinoccio, la luz del Sol incide directamente sobre el borde de los anillos, que desaparecen de la vista debido a su escaso grosor. Literalmente se esfuman.
Esta ilusión permite a los astrónomos una muy buena oportunidad para el estudio. Al incidir la luz del Sol con un ángulo de 90 grados se iluminan zonas y se crean sombras que revelan estructuras y oquedades nunca antes vistas. Sin embargo, no son fáciles de observar. "La órbita de Saturno se encuentra tan cerca de la solar que es extremadamente difícil incluso con el mejor de los telescopios", advierte Spilker. "Afortunadamente nosotros contamos con la sonda Cassini para verlo todo en primera fila", añadió la científica, que ayer pudo ver el fenómeno en primera fila. (El Mundo)