RANGÚN.- La líder opositora birmana e ícono de la democracia Aung San Suu Kyi, Premio Nobel de la Paz, fue sentenciada ayer por el régimen militar que gobierna su país a otros 18 meses de arresto domiciliario, lo que provocó vigorosas reacciones internacionales, así como amenazas de nuevas sanciones europeas.
Suu Kyi, de 64 años, pasó presa la mayor parte del tiempo desde 1989, sobre todo bajo arresto domiciliario, debido a su férrea oposición a los gobiernos militares que gobiernan Myanmar (ex Birmania) desde 1962.
El nuevo fallo, de todos modos, priva a Suu Kyi de la posibilidad de participar en las elecciones prometidas por la junta militar para el año próximo.
La líder opositora de 64 años fue declarada culpable de haber transgredido las reglas de su arresto domiciliario, por el extraño incidente que se produjo en mayo pasado, cuando dio alojamiento a un estadounidense, John Yettaw, quien había conseguido llegar a nado hasta su vivienda, situada a orillas de un lago.
Yettaw, de 54 años, fue sentenciado a siete años de cárcel: tres años por haber infringido las leyes de seguridad, tres por violaciones de las leyes de inmigración y uno por haber nadado ilegalmente en un lago municipal de Rangún.
Las sentencias contra dos empleadas que viven con Suu Kyi también fueron conmutadas a 18 meses.
Luego, Suu Kyi fue trasladada a su casa, bajo fuertes medidas de seguridad, indicó un responsable birmano.
Las condenas internacionales no se hicieron esperar y la mayoría de los gobiernos estimó que las elecciones del 2010 carecerán de credibilidad sin la participación de Suu Kyi.
El presidente estadounidense, Barack Obama, pidió ayer la "liberación inmediata e incondicional" de la Premio Nobel y consideró "injusta" la decisión de extender su arresto domiciliario.
El consejo de seguridad de la ONU convocó una reunión urgente tras conocer la condena. El secretario general de la Organización, Ban Ki-moon, que visitó Myanmar a principios de julio, se mostró "profundamente decepcionado" por el veredicto y pidió a la junta militar considerar al fin a Suu Kyi como una "actriz esencial" del juego político.
Europa y EE.UU. llevan más de 10 años imponiendo sanciones a Birmania, unas restricciones que fueron reforzadas tras la represión de la revuelta de los monjes budistas en 2007.
El ministro de Relaciones Exteriores de Malasia, Anifah Aman, convocó a una "reunión urgente" de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), a la que pertenece Birmania. Entre la lista de países que han expresado su rechazo a la condena se encuentran también Australia, Sudáfrica, Japón, Canadá y España. (AFP y DPA)