Toda la expectativa que había generado desde hace dos semanas su promocionado su regreso a las pistas quedará solo en eso. Como había advertido hace unos días, el físico no lo acompañó a Michael Schumacher en su vuelta a la Fórmula 1. El alemán le comunicó en las últimas horas al equipo Ferrari que no podrá reemplazar al brasileño Felipe Massa debido a los problemas cervicales producidos por una lesión que arrastra desde febrero último, cuando tuvo una fuerte caída en moto.
El regreso de Shcumacher había provocado la venta de diez mil entradas en solo una semana para el Gran Premio de Europa.
La luz roja que frenó a Schumacher fue el dictamen de los médicos. Ayer el propio piloto anunció resignado en su página web la noticia.
"Lo intenté todo, pero muy a mi pesar, no puede ser. Estoy profundamente decepcionado. Lo siento por los aficionados de Ferrari", escribió Schumacher.
El alemán, de 40 años, se vio obligado a comunicar su decisión al presidente de Ferrari, Luca di Montezemolo, y al jefe del equipo, Stefano Domenicali, el pasado lunes
La cancelación de su regreso a las pistas después de dos años y medio de retiro se fue anticipando luego de que su manager Willi Weber congelara a principios de semana la producción de todos los artículos de "merchandising" que estaba preparando para comercializar el regreso del ídolo.
Un golpe a la ilusión de miles de aficionados. La vuelta de Schumacher nada tenía que ver con el dinero. Su desafío era con la gloria.