Que las fiestas se posterguen por la pandemia de la gripe A es un mal menor si se lo compara con lo sucedido en el país y en el mundo con semejante mal. Nada es más importante que preservar la vida, aunque eso no quita que las fiestas de invierno se extrañen, que falte un poco de ruido en el ambiente del folclore en un año que fue para el olvido.
Año de pocos éxitos fue el 2009, de poco despliegue, un año de recursos escasos y contrataciones acotadas y, superado el mes de febrero, poco y nada se pudo ver en esta materia. Sólo los que pueden, los que tienen cartelera garantizada pudieron grabar esta temporada y son contados con los dedos de las manos. Ya hablamos de "La Fiesta" del Chaqueño Palavecino, Los Nocheros y Soledad, que tuvo un enorme éxito, un poco por la calidad de los exponentes y su excelente trabajo y otro poco por la escasa oferta que tiene el público en esta época del año. Cualquiera fuera la causa, nadie puede negar el éxito que tuvo esa iniciativa.
Los Cuatro de Córdoba también cumplieron con su parte, adelantada en esta columna, y lanzaron su disco aniversario por los 40 años de música. Y lo hicieron con todos los invitados que tenían en mente. En todo caso ya hablaremos de ese trabajo, que reúne toda la calidad.
Pero no me refiero sólo al folclore, intento explicar que en tiempos de crisis las fiestas, modestas o no, son una especie de descarga a tierra. Y faltan fiestas, si hasta los desfiles de aniversarios de cada pueblo se suspendieron. La gripe no dio lugar a muchos festejos masivos y está bien que la prevención sea lo primero a tener en cuenta, pero se extrañan los festejos en este país de crisis casi permanente. Festejar es, si se quiere, darse un gusto de vez en cuando, escuchar, aplaudir, bailar, cantar... festejar es dejar aunque sea por unas horas la realidad.
Cómo será que faltan fiestas que la más grande del invierno en materia de folclore, la Fiesta Nacional del Poncho en Catamarca, se suspendió también por la gripe, pero los artesanos y vendedores que van de fiesta en fiesta igual se juntaron. A priori resulta contradictorio que no se haga una fiesta y sí se haga una feria de artesanos donde se junta un mundo de gente, pero ellos mismos explican que si no venden no sobreviven, más allá de todos los consejos a seguir por la gripe. Cómo compatibilizar las necesidades de la gente con las prevenciones. La Fiesta del Poncho se hará posiblemente este mes, aunque los artesanos ya empezaron con su parte.
La comunidad italiana de Jesús María y Colonia Caroya, vecinos divididos por una ruta, como Cutral Co y Plaza Huincul, quieren terminar con esta ausencia de fiestas y pusieron manos a la obra con un buen programa para este mes.
Anunciaron para el 16 de agosto, fin de semana largo, la Fiesta de las Pastas Caseras, materia que dominan con excelencia por el origen italiano que reina entre sus habitantes. No sólo es comida típica, salames y quesos del lugar sino también bailes y música durante todo el día en la zona de Puerto Caroya. Para el 20 de setiembre se prepara el Encuentro de Acordeonistas, convocatoria musical bien típica y donde participan los mejores de toda la zona. Claro, la invitación incluye comidas.
Y como es una zona fiestera, respetuosamente lo digo, prevé para noviembre la Fiesta Regional del Trigo y para el 12 de diciembre la Fiesta Provincial de la Cerveza. Es el paso previo a cada edición del Festival de Doma y Folclore de Jesús María.
Es lo que muestra el escenario de fiestas postergadas en el país. Es un escenario que viene con demora, pero esta Argentina de tradiciones arraigadas se resiste a dejar de lado sus momentos de música y baile y le pone empeño a pesar de todo.