A dos semanas de las elecciones municipales del 23 de agosto, se pueden decir muchas cosas de ellas, menos que despiertan una gran pasión. Ocurre, por un lado, que este año la gente ha tenido que trajinar por varias compulsas, internas o generales, y muestra signos de fatiga y, por el otro, que los resultados de esta última puja están un poco cantados: a partir del momento en que la coalición gobernante no pudo escapar a la lógica de la fracción, está condenada a ceder frente al MPN.

Con todo, quedan algunas incógnitas por despejar: primera y principal, la suerte que correrá la lista de Juntos por la Ciudad, integrada por radicales, peronistas y el resto de las fuerzas que aceptaron seguir formando parte del frente oficial; segunda, qué pasará con Une -y en especial con su principal referente, Mariano Mansilla- en los próximos años, teniendo en cuenta que esa fuerza surgida de ATE y la CTA está demostrando una fuerte vocación de poder y una gran determinación para llevar adelante su plan. Por último, qué ocurrirá con las otras fuerzas que siguen siendo formalmente aliadas pero no integran la lista de la coalición, como Libres del Sur y Recrear.

Si despejar el primer interrogante es imprescindible para formarse una idea respecto del futuro del gobierno municipal y del intendente Martín Farizano, echar luz sobre el segundo es necesario por lo mismo y para avizorar qué puede suceder con una de las fuerzas más jóvenes de la provincia, surgida de un colectivo gremial que, curiosamente, se ha impuesto la meta de destronar al MPN con sus propias armas, apelando al marketing político -y hasta ahora a una insondable billetera- para elevar a su candidato a la categoría de providencial.

En verdad, con tanto afán por ganar espacio propio, cuesta creer que la coalición tan invocada por todos siga expresando un mínimo de intereses comunes y que, a esta altura de los acontecimientos, no se trate más que de una ficción alimentada por mutua conveniencia para llevar agua al propio molino.

Sorprende cómo Mansilla y los de Une aparecen alternativamente en el campanario y en la procesión. ¿Cómo puede el secretario de Gobierno, por ejemplo, atribuirse las viviendas que construye la municipalidad como logro individual y al mismo tiempo exigir desde el llano que se hagan más?

En todo caso, tanto celo protagónico -y sobre todo tanta prisa por encontrar un atajo- se ha visto recompensado con la polémica. Algo que seguramente será bienvenido por los dirigentes de Une, dándole razón sin proponérselo a Elías Sapag, fundador del partido que admiran, cuando pedía: "Hablen (de nosotros), por favor hablen, aunque sea bien".

Menos que el fuego "impaciente" de Une, se entiende cierta pachorra del gobierno municipal: si hoy es ´del palo´ y competidor al mismo tiempo, ¿qué será Mansilla en el Deliberante?

Seguramente algunos en el entorno de Farizano piensan que son los comicios del 23 los que dirán exactamente dónde está parado su singular socio. Es cierto, no será lo mismo para la carrera un tanto desbocada de Une sacar uno, que dos o, al cabo, tres concejales. Pero tampoco será igual, claro, que la lista oficial saque más o menos bancas que él, porque a final de estos desvelos están las candidaturas a intendente del 2011. O, quién sabe, con tanta premura algo más.

Por lo pronto, lo poco que se sabe de las encuestas que agitan las distintas fuerzas en pugna, coincide en un punto: el MPN lleva la delantera. Para algunas está segundo Une, para otras, Juntos por la Ciudad. Pero en cualquiera de los casos, no muy distanciados entre sí.

Contrariamente a lo que sostiene Une, que busca presentarse en alza para polarizar con el MPN, desde JPC afirman que son ellos quienes crecen y que el partido de Mansilla y Fuentes está estancado, entre otras cosas porque saturó al electorado con su abrumadora campaña publicitaria. Libres del Sur, en fin, estaría tercero y cuarto Recrear, según lo que trasciende de la mayoría de los sondeos. Se verá.

En el escenario provincial el tema de la semana fue la polémica desatada en torno del proyecto oficial para expropiar Zanon, la cual se instaló en el seno del propio gabinete.

Según explican en Gobernación, con la compra y traspaso de la fábrica a los empleados, Sapag se propone dar cierre a un conflicto que ya lleva siete años y que mantiene en la precariedad laboral y la inseguridad jurídica a más de 400 familias. Para el oficialismo se trata además de un buen negocio, porque la expropiación de los créditos y bienes de la planta de cerámicos se realizará con el avenimiento de los acreedores y a un costo equivalente al 10% del valor real.

Pero desde el otro extremo de estos razonamientos, Acipan, la conducción de la CGT y algunos diputados de la oposición objetan por distintos motivos la salida.

La Comisión de Asuntos Constitucionales de la Legislatura le dio el visto bueno a la iniciativa oficial, pero el martes pasado los sectores que la objetan desembarcaron en la Comisión de Hacienda y frenaron el despacho.

Los cuestionamientos de distinto calibre que plantean van desde un supuesto "avance sobre la propiedad privada" a la convalidación de la "lucha de clases, los cortes de ruta, la violencia y la extorsión". Pero más bien parecen animadas por cuestiones menos ideológicas y más próximas a los intereses concretos. Entre los quejosos hay empresarios que compiten con Zanon.

Sugestivamente, con los ejecutivos y los gremialistas se presentaron también integrantes del gabinete, lo que evidenció que no todos en el gobierno están de acuerdo con el paso que se pretende dar. El temor de algunos es que la solución oficial no sirva, a la postre, para "garantizar la paz social".

Aunque ciertos reparos parecen fundados, sobre todo si se tiene en cuenta la fuerte impronta ideológica que impregna al gremio ceramista, el gobierno parece acertar cuando señala que es preciso dar una solución al problema y que todos estos años sus críticos se han quedado de brazos cruzados.