ROMA (AFP).- El jefe de gobierno italiano, Silvio Berlusconi, involucrado desde hace varios meses en un escándalo sexual que llevó a su esposa a pedirle el divorcio, aseguró que no teme al chantaje y que tampoco le debe disculpas a nadie "ni siquiera a la propia familia".
El primer ministro negó vehementemente las acusaciones de la oposición de izquierda de que las informaciones sobre sus diversos escándalos sexuales en sus mansiones lo convierten en objeto de chantaje. "El primer ministro no tiene esqueletos en el armario", dijo Berlusconi en Roma respondiendo a las especulaciones de que podrían darse a conocer más detalles picantes de su vida privada.
"No es objeto de chantaje ni se deja extorsionar", dijo sobre sí mismo alegando que contra él se desencadenó una campaña de difamación que dañó a Italia y sigue haciéndolo.
Interrogado sobre las críticas a su vida disipada por parte de su hija Bárbara, de 25 años, el multimillonario jefe de gobierno se defendió con firmeza y tono fuerte. "Mi hija me quiere mucho y lo que ha dicho (entrevista a Vanity Fair, N. de la R.) ha sido sacado del contexto, no son críticas. De todos no tengo nada que esconder, no puedo ser chantajeado. Además su padre no le debe disculpas a nadie ni siquiera a su propia familia", declaró. Interrogado sobre las revelaciones de sus encuentros con una prostituta de lujo tras la publicación de sus supuestas conversaciones íntimas en una revista tradicionalmente seria como L´Espresso, Berlusconi negó todo.
"No existen tales llamadas telefónicas, ni interceptaciones. Se trata de noticias absurdas, sin fundamento. Algo vergonzoso, hemos tocado el fondo. Aquel que divulga esas noticias se cubre de vergüenza", dijo. Para Berlusconi se trata de una campaña "oprobiosa y calumniosa que le hace daño ante todo a Italia".
La vida privada del millonario y derechista jefe de gobierno italiano, de 72 años, que hasta hace pocos meses resultaba una picante telenovela de enredos amorosos, se ha convertido en un escándalo con repercusiones en la prensa internacional.