“Compro su auto chocado o incendiado”, incitan tanto folletos repartidos en la vía pública como avisos clasificados publicados en los principales diarios nacionales. Este sistema publicitario, lejos de ser solamente una solución efectiva para aquellos conductores que han sufrido un accidente que no es reconocido por el seguro, es uno de los disparadores que da inicia a un negocio tan ilegal como millonario: “La mafia de los vehículos chocados”.

Pablo Noto, de 20CON afirma en su nota: el modus operandi es, en la mayoría de los casos, siempre el mismo: De dos autos, arman uno. Por eso los cabecillas que lideran esta mafia están en constante búsqueda de vehículos siniestrados. Analizan la viabilidad de la compra y, si resulta exitosa, consiguen un auto por un tercio de su costo en plaza como 0KM, o tal vez menos, siempre dependiendo de su estado. De esa máquina considerada semi “chatarra”, sólo algunas partes serán reutilizadas para colocarlas en un auto idéntico y usado, o mejor dicho, robado. Aunque cabe destacar que también coexisten en este tipo de mercado negro, grandes agencias oficiales dedicadas a la compra venta de chocados.

“Lo más importante son los papeles. No se compra el auto en sí, sino la documentación, que encima es legal”, explicó a 24CON un joven que fue ayudante de un taller clandestino ubicado en la zona sur del Conurbano, y de quien se reservará su identidad.

El procedimiento es rápido y cauteloso. Del auto destrozado se utiliza principalmente el block de motor, en donde se encuentra inscripto el número original de fábrica, ya que éste es muy difícil de falsificar por lo que es conveniente reemplazar la pieza entera. Pero no es el único dato indispensable que debe ser eliminado por los armaderos (no desarmaderos) de autos, sino que también deben encargarse de “limpiar” el número de chasis, y ese, es otro cantar…   

Esta identificación se encuentra en varias partes de la carrocería. Generalmente distribuida en tres o cuatro lugares. “Casi siempre al lado del motor, en los guardabarros o debajo de las alfombras”. Aunque los modelos más nuevos tienen uno de los números expuestos de manera visible, “para que los identifique más rápido la policía”.

Pero, en cuestiones de números, los falsificadores deben aún superar una instancia más: La de los stickers. Cada vehículo cuenta con por lo menos 5 stickers de seguridad pegados, que son similares a los hologramas, y que tienen inscriptos nuevamente el número de chasis y el logotipo de la marca del auto. Pero para la mafia de los chocados, sortear los obstáculos de la Ley no parecería nada imposible: “Hay un tipo en Capital que los falsifica por $500”, contó el muchacho.

El auto robado se desmantela, según esta fuente, en uno o dos días. Y con la misma rapidez se despachan aquellas partes que no sirven, de las cuales no deben quedar rastros, por eso los fraguadores liman el número de motor del block y lo arrojan en cualquier lugar, sea en descampados de Ezeiza, al borde del Riachuelo o en zonas del bajo Flores, entre otras. “Todo, con guantes para que no queden impregnadas las huellas digitales”. El resto de los componentes del robado son vendidos a particulares (principalmente en la Avenida Warnes o en Olimpo), con lo que se costea el robo encargado. 

En ese interín, en el taller suplantan estas piezas del robado con las que sustraen del chocado, que son legítimas. En 15 días, el trabajo está resuelto y el vehículo listo para la venta. “Para truchar una Toyota Hilux, tal vez el tipo gastó unos 20 mil pesos, y la terminó vendiendo legalmente por el triple de guita. Además, no hay manera de que queden ‘pegados’, porque firman el 08 y se desprenden del auto enseguida”.   

Al respecto, el titular de los Estudios Soria, una empresa dedicada a investigaciones para aseguradoras, había señalado a este medio que “existe una especie de ley de mercado, que es muy grande y mueve muchísima plata. El que tiene la sartén por el mango es el tipo del desarmadero. Por eso es difícil de erradicarlo, porque además hay una connivencia política y policial”.

Asimismo, también detalló que por hacer desaparecer un auto, un desarmadero cobraba entre $400 y $500, lo que forma otra de las estrategias menos riesgosas para duplicar vehículos, o como le dicen en la jerga: “hacer poncho” o “media”.

“Chorros”, proveedores de la materia prima

Los desguasaderos son una de las patas centrales de toda una organización que genera millones de pesos al año, en la que están implicados sobre todo los “pibes chorros”, aquellos encargados de proveer al desarmadero de autos “por encargue”, que son generalmente sustraídos de la vía pública mientras están estacionados. “Para robar uno nuevo, por ejemplo, una Volkswagen Cross Fox, los pibes cobran alrededor de 15 mil pesos, pero por los viejos entre mil y 2 mil en promedio”, explicó el joven.

Este tipo de ilícitos coincide con uno de los estudios más recientes propiciados por el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (CESVI), el cual arrojó que en el primer cuatrimestre de 2009 se redujo de manera considerable el robo a mano armada en todo el país, disminuyendo un 10% en el Conurbano, frente a los robos de vehículos estacionados.

[Desarmadero]

Si bien los dueños de los desarmaderos muchas veces tienen a su servicio un grupo de delincuentes que salen a “levantar” autos bajo pedido, en algunas ocasiones son ellos mismos quienes salen a “reventar la calle”. Sobre todo aquellos ladrones que se dedican al robo de modelos nuevos, que lógicamente son los más rentables.

Las técnicas del “choreo” son variadas. “Fuerzan la cerradura de la puerta con la hoja de una tijera, y después le dan arranque enseguida”, dijo el joven del taller, quien además reconoció que si la banda es organizada, siempre son entre 3 o 4 los que participan del hurto. “A veces tienen a uno que los sigue en otro auto atrás, por si pasa algo”.

Los delincuentes actúan veloces, pero a la vez “como si estuvieran subiéndose a su propio auto”. “Uno se fija abajo del tren delantero si está puesto el censor de Lojack (seguimiento digital), si no se sube, hacen unos metros, y si no lo encontraron ahí empiezan a desmantelar partes de la cabina mientras van viajando. Saben dónde los ponen. Después lo tiran y siguen”, contó.

Danger: Conurbano en la mira

El mismo informe publicado por CESVI demostró que el área metropolitana sigue estando en el ojo de la tormenta, siendo el principal lugar elegido por los que manejan “la mafia de los chocados”. Ya que se registró el lugar donde más cantidad de robos se concretaron, con un 54,1% del total del país.

Asimismo, el estudio revelaba que los autos más “levantados” eran los Fiat Duna y Uno, el Volkswagen Gol, el Fiat 147, el Peugeot 504, el Ford Escort, y los Renault 19, 12, 9 y Clío. Todos modelos fáciles de fraguar, y muy comercializables. Según el joven, que fue parte de este negocio, concluyó: “Todos los que están en esa están cagados en plata”.