GARMISCH-PARTENKIRCHEN /ALEMANIA (DPA).- Bosques sombríos con figuras inquietantes, extensiones desérticas sin fin, extraños gnomos y otras criaturas. Parece el último best-seller de turno, pero en realidad tiene ya unos cuantos años. Mucho tiempo antes de que Harry Potter llegara a las librerías o que incluso los adultos leyeran las historias de vampiros de la saga "Crepúsculo", el autor alemán Michael Ende fascinó a gente de todo el mundo con sus libros fantásticos.
Los motivos para recordarlo son que este año el escritor, fallecido en 1995, hubiese cumplido 80 años, y que además es el 30 aniversario de su obra más famosa, "La historia interminable" (también traducida como "La historia sin fin").
"Michael Ende es el clásico absoluto. Sigue siendo muy leído", afirma Christiane Raabe, directora de la Biblioteca Internacional Juvenil de Munich y curadora del museo adjunto dedicado al autor. Los libros de Ende fueron traducidos a más de 40 idiomas y se vendieron millones de ejemplares.
"Hay muchísima literatura fantástica en el mercado. Pero a pesar de ello Michael Ende sigue siendo fuerte, eso se ve en las cifras de venta". Aunque Ende no se veía a sí mismo como un autor de libros infantiles y le horrorizaban las figuras fantásticas pomposas como las de la película sobre su libro más famoso.
"Las historias de Michael Ende son multifacéticas, no tan sencillas. Por eso tienen tanto éxito a lo largo de los años", opina Raabe. "Apelan a muchos elementos inconscientes, mitos, la falta de límites entre tiempo y espacio. Pero no fuera de la realidad. Representa mundos internos, paisajes del espíritu".
Todo comenzó con "Jim Boton y Lucas el maquinista" en los años 50.
El escritor era hijo del pintor surrealista Edgar Ende y nació el 12 de noviembre de 1929 en Garmisch-Partenkirchen.
Estudió actuación en la escuela de Munich, pero se decidió a trabajar como escritor independiente. Más de diez editoriales rechazaron la historia-viaje fantástica del pequeño Jim, pero tras su edición en 1960 se convirtió en un enorme éxito, se tradujo a 20 idiomas e hizo conocido a Ende.
Luego el escritor se mudó con su esposa a Italia, entre otras cosas para huir de los críticos que consideraban que su literatura era de "evasión" y un "opio del entretenimiento".
En 1973 tuvo su segundo éxito con "Momo", subtitulado en alemán: "la extraña historia de los ladrones de tiempo y de la niña que devolvió el tiempo a los hombres". En 1979 fue el turno de "La historia interminable", que es un libro de culto hasta hoy sobre todo entre los adultos.
Ende se describió a sí mismo cierta vez como un heredero de los románticos alemanes.
Novalis era su gran maestro. Pero precisamente era ese mundo de ensueño lo que le echaban en cara los críticos, así como que sus historias eran demasiado pedagógicas y para "mejorar el mundo".
El mundo real nunca sabrá cuántos escenarios fantásticos y criaturas se perdieron sus lectores cuando Ende murió a los 65 años por cáncer de estómago.