El régimen de Honduras flaquea y endurece su represión contra la resistencia popular, que ya cumplió un mes el martes pasado.
Roberto Micheletti parece desorientado. No contaba con que el presidente depuesto, Manuel Zelaya, mantuviera su presión política en la frontera nicaragüense, tampoco contaba con la unidad del pueblo y con la condena unánime de países del mundo.
Para colmo, aquí es un secreto a voces que la camada de oficiales más jóvenes del Ejército planea interna y externamente, aunque aun no públicamente, sus diferencias con los golpistas.
Según versiones que circulan con fuerza, Estados Unidos y la Unión Europea estarían estudiando la posibilidad de un bloqueo total económico para anunciar a principios de esta semana.
Además, hoy está prevista una marcha del Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe y por primera vez un paro general en el que confluyen las tres centrales obreras de este país: la Confederación Unitaria de Trabajadores de Honduras (CUTH), la Central General de Trabajadores (CGT) y la Confederación de Trabajadores de Honduras (CTH).
Una de las pocas comunicadoras hondureñas que sigue alzando la voz contra la gestión Micheletti es Katia Lara. Le dijo a este diario: "Siempre concebí el cine como parte de la expresión que se cuestiona el entorno y eso es lo que estoy haciendo ahora, para dar testimonio de este proceso tan triste en Honduras. Estamos viviendo con miedo por la persecución, por nosotros y sobre todo por el material, por eso guardamos en copias ocultas en distintos lugares y estamos pensando en irnos a El Salvador o Guatemala para la posproducción".
Otro de los pocos periodistas que sigue dando testimonio de lo que sucede en Honduras es César Silva, quien trabajaba como camarógrafo de Canal 8, el canal estatal. Desde el 28 de junio, ni siquiera volvió al canal para renunciar. "Me dediqué a filmar todo lo que ha pasado este mes desde el golpe, y el punto cúlmine fue el 5 de julio en el aeropuerto de Toncontín (cuando Zelaya intentó fallidamente aterrizar), ese día Isis Murillo murió en mis brazos, nunca más voy a poder vivir ni ejercer el periodismo como antes", dijo Silva a este medio.
Integrando una misión internacional de organismos defensores de los derechos humanos, llegó a Honduras Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Expresó a "Río Negro": "Estoy muy preocupada por lo que he visto en la recorrida por la zona de frontera, la represión es brutal, y quiero hacer énfasis en decirle a la Argentina y al mundo que aquí lo que hay es un golpe de Estado con todas las letras y su consiguiente terrorismo de Estado".
Otra argentina que vivió el terrorismo de Estado en la Argentina y ahora no puede creerlo en Honduras, es Cristina Taboada, de Avellaneda. En mayo de 1976 se exilió en Honduras y luego de 33 años volvieron los fantasmas: "Para el golpe militar vivíamos en La Plata, teníamos dos hijos y decidimos venirnos porque la cosa se puso muy fea. Parece un mal sueño, el 26 de junio, cuando ya había movimiento y rumores, me preguntaron si podría haber un golpe, le dije que no, que de ninguna manera, que era una locura, por eso todavía no lo puedo creer".
A todo esto, Zelaya advirtió anoche al régimen de facto de su país que si no es restituido en su cargo "viene la violencia generalizada". "Hay que revertir el golpe", pidió desde Nicaragua.