Sábado 01 de Agosto de 2009 > Nacionales
Golpe al corazón del modelo
por Miguel Angel Rouco

Entre la reunión en la Casa Rosada y la inauguración en Palermo quedó claramente expuesto el centro del debate entre el campo y el gobierno. El trasfondo de una nueva crisis fiscal. Después de un fenomenal y multimillonario ingreso de divisas, en el inicio de este siglo, como nunca lo tuvo el país en sus 200 años, la Argentina vuelve a caer en otra debacle económico-financiera.

Este es el punto de inflexión. Entre la negativa de la administración Kirchner a bajar las retenciones y el persistente reclamo del campo, yace escondida la crisis fiscal. El meneado argumento de los superávit gemelos es una quimera. El desorden presupuestario y la parálisis económica son pruebas contundentes.

"Que me diga la Mesa de Enlace de dónde salen los recursos para reemplazar el ingreso de las retenciones", replicaba una y otra vez el Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. Cómo si no fuera tarea del jefe de gabinete el manejo presupuestario, Fernández intentó deshacerse del hierro caliente que muestra la situación de caja.

El presidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, recogió el guante y contrarrestó. Cansados como cualquier agente económico -grande, mediano o chico-, los hombres de campo pusieron en letras de molde el trasfondo del problema.

El Estado, un predador insaciable, insensible ante productores arruinados, ineficiencia, políticas equivocadas, voracidad fiscal, provincias humilladas mendigando lo que producen, fueron algunos de los estiletes punzantes que lanzó Biolcati, en nombre de la producción.

En otras palabras, lo que todos los hombres de negocio dicen en sordinas pero que todavía no se animan a vociferar. El gobierno había tratado en vano de mostrar números que probaran que se había ayudado al campo. La ministra de la Producción, Deborah Giorgi, de manera casi obsesiva, se ocupó de lanzar cifras de aportes que se realizó al sector agroindustrial y que totalizaron 21.700 millones de pesos -unos 5.650 millones de dólares-, una cifra que contrastó fuertemente contra una transferencia de recursos calculada en 30.000 millones de dólares, según Biolcati.

Si hoy el país está inmerso en una nueva crisis fiscal, ¿dónde fueron a parar los casi 25.000 millones de dólares restantes? Una pregunta que en el gobierno nadie sabe contestar. En el entramado de la crisis fiscal, yace otro de los fracasos del modelo y que constituye el corazón de la liturgia kirchnerista: la redistribución del ingreso.

¿Cómo es posible que con tantos recursos y con tanto alimento que produjo el campo, todavía haya gente comiendo de los tachos de basura y el 27 por ciento de la población se encuentre en la pobreza? ¿Por qué las provincias deben humillarse mendigando el dinero que produce el campo? En otras palabras, el modelo basado en que el interior, y especialmente la Pampa Húmeda debe financiar las ineficiencias de la burocracia y el clientelismo del Gran Buenos Aires, parece haber llegado a su fin.

El presagio de un Bicentenario, festejado con asado, pan y leche importados abre un abismo entre el gobierno y el campo, a pesar de que ambos sectores manifiesten un apetito dialoguista.

Los últimos días han dejado en claro que en la Argentina se hablan distintos idiomas y la falta de consenso deja al gobierno en la desolación, endeble frente a una crisis que lo desborda y sin muestras de reacción. DyN.-

 

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