MANILA .- La ex presidenta Corazón Aquino, quien derrocó a un dictador gracias a la revuelta del "poder popular´´ y logró sostener la democracia en el país al resistir siete intentonas golpistas en seis años, falleció ayer, informó su hijo. Tenía 76 años.
El levantamiento encabezado por Aquino en 1986 puso fin al régimen represivo que encabezó durante 20 años Ferdinand Marcos, y sirvió de inspiración a protestas no violentas, incluidas las que pusieron fin a sistemas comunistas en Europa Oriental.
Una vez en el gobierno, sin embargo, tuvo problemas para satisfacer las altas expectativas populares. Su programa de redistribución de la tierra resultó insuficiente para poner fin al dominio económico ejercido por la elite que poseía grandes extensiones, incluida su propia familia.
Su gobierno, especialmente en el ámbito de las reformas sociales y económicas, se mostró indeciso con frecuencia, y muchos de sus aliados más cercanos estaban desilusionados hacia el final de su gestión.
Aún así, la mujer sonriente, de gafas y el vestido amarillo que la caracterizaba, siguió siendo una figura querida en Filipinas, donde se la conocía como "Tita (tiíta) Cory´´.
"Era testaruda y estaba enfocada en una sola meta, que era quitar todos los vestigios de una dictadura enquistada en el poder´´, dijo en 2009 Raúl C. Pangalangan, ex decano de la Escuela de Derecho de la Universidad de Filipinas. "Todos le debemos mucho´´, agregó.
El senador Benigno "Noynoy´´ Aquino III dijo que su madre murió a las 3:18 de la madrugada de hoy hora de Filipinas (19:18 GMT del viernes).
Aquino había recibido un diagnóstico de cáncer avanzado del colon el año pasado. El cáncer se había esparcido a otros órganos y ella estaba muy débil para seguir con la quimioterapia, dijo su hijo.
El ascenso improbable de Aquino al poder comenzó en 1983, año en que su marido, el líder opositor Benigno "Ninoy´´ Aquino Jr., fue asesinado en la pista del aeropuerto internacional de Manila cuando regresaba de su exilio en Estados Unidos para oponerse a Marcos, su rival de largo tiempo. El asesinato enfureció a muchos filipinos y desató un amplio movimiento de oposición que puso a Aquino en el papel de líder nacional.