Leonardo Tusam, hijo del legendario Tusam, cumplió ayer 24 horas sumergido en un gigante cubo lleno de hielo, con una temperatura de diez grados bajo cero, instalado en pleno centro porteño, frente al Obelisco.
El "hipnotizador", tal como él se define, se había encerrado el jueves, en el cubo de siete toneladas de puro hielo situado frente al Obelisco de Buenos Aires, en pleno centro porteño, para resistir "por tiempo indeterminado".
Al salir sólo dijo: "Estoy bien. Gracias. Esta es una demostración de que si se quiere se puede". Sus asistentes informaron que el mentalista se encontraba en "buenas condiciones" de salud y que estaba comunicado permanentemente con ellos para el caso de que necesitara algún tipo de auxilio.
Durante su permanencia en el cubo, de dos metros de altura y 1,60 de ancho, Tusam no ingirió líquidos ni alimentos, no durmió, debió dosificar su oxígeno y apelar "al control mental" para evitar que bajara la temperatura interna del cuerpo, explicaron los organizadores.
Tusam quiso batir este récord como un homenaje a su padre, de cuya muerte se cumplieron justamente ayer diez años.
"Es una prueba de resistencia al frío extremo nunca antes realizada en el mundo", indicó un comunicado de la organización del desafío, para el que el ilusionista se preparó durante meses con exposiciones en cámaras de fábricas de hielo, pruebas de ayuno, resistencia y sueño, rutinas de gimnasio y control médico.
Alrededor del cubículo se habían instalado pantallas para que los transeúntes pudieran observar lo que ocurría en el interior del helado habitáculo. Sus allegados indicaron además que el hijo del famoso hipnotizador Tusam debió controlar el oxígeno y el ritmo cardíaco para soportar diez grados bajo cero dentro de la cámara de hielo. (DyN/Redacción)