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Con estilo propio y sin apuro, acaricia la Rosada | ||
Julio Cobos maneja una agenda particular, sin estridencias. Y eso muchas veces descoloca hasta a sus propios aliados. La profundidad de un fenómeno político a un año de su voto "no positivo" que lo catapultó.| Por Carlos Torrengo| | ||
El neuquino Horacio Quiroga no olvidará jamás aquella tarde del 20 de marzo del 2008 en el Hotel Panamericano. Dos son las razones por las cuales ese día tendrá sello muy propio en su entrega y pasión por la política: * Ahí, cara a cara con Néstor Kirchner, Quiroga sintió que ya no tenía nada ver con el estilo furioso de construir poder que define al ex presidente. Quiroga había dejado su cuna radical para sumarse a la Concertación que el ex mandatario prometía como espacio destinado a transformar en más el sistema político argentino. Pero para aquel marzo del 2008 nada de eso había sucedido. Tampoco había razones para creer que sucediera en los tiempos por llegar. Kirchner lo había engañado y usado. * Ese día, el mendocino Julio Cobos, vicepresidente de la Nación, Quijote en la transferencia radical al kirchnerismo, se le reveló a Quiroga como un "bicho raro" de la política. ¿Qué pasó en ese cónclave al que asistían varios gobernadores sumados al kirchnerismo, el neuquino Jorge Sapag y el rionegrino Miguel Saiz, entre otros? - Sucedió que Kirchner quería ordenar tropa. Cinco días antes el gobierno había puesto en marcha la resolución 125 y Kirchner estaba con la cara pintada. A los gritos, manejando categorías propias de lo bélico, con un discurso desenfrenado, emocional, destinado a partir en dos a la sociedad, lleno de prejuicios... "enemigos"... "oligarquía"... "ellos"... Bueno, me hinchó las pelotas. Me paré y le dije que yo no compartía los términos en que él planteaba la lucha política. Y que este país estaba harto de confrontaciones y que la política tenía otro espacio: el de la reflexión, no el de la guerra y más guerra. Kirchner me miraba fijo... Terminé, me senté. Nadie dijo nada y Kirchner siguió a los sablazos contra todo lo que no piensa como él. Cuando terminó la reunión, me acerqué a Julio Cobos y le dije: "¡Me dejaste solo, Julio!" Me miró, me palmeó y me dijo: "Horacio, yo soy vicepresidente, no me voy a andar peleando con este (por K) que es presidente del PJ". Me quedé frío? preguntándome desde el afecto que le tengo y desde estar junto a él en política, ¿qué es Cobos desde la política?... - ¿Y qué es?- le pregunta este diario. - Un gran scaneador. Escanea y escanea la política minuto a minuto y así regula su paso por ella. No especula, simplemente regula su paso?
Con el 75% de imagen positiva desde que clavara la pica en Flandes en el marco de la crisis kirchnerismo-campo, Julio Cobos trabaja suavemente para ser candidato a presidente en el 2011. De hecho, ya está de nuevo en la UCR, a la que había abandonado entusiasmado por los peines, peinetas y espejitos ofrecidos por K. Retorna el interrogante: ¿qué es Julio Cobos como contenido político? Veamos. Avanza con la mira puesta en la Rosada de la mano de un discurso plano. Sin la protuberancia que habla de manejo de ideas complejas. Discurso plagado de lugares comunes. Expresiones fundadas en un sentido común con el cual es muy difícil no estar de acuerdo. En un país donde la política se despliega en términos muy metafóricos y lanzando palabras al combate, Cobos nunca se embarca en lo altisonante. En su registro, la política como conflicto es lo que la política debe evitar. Discurso siempre ajeno a categorías que lo enrieden: izquierda y derecha, por caso. Un ver la política como contenido que siempre debe buscar el centro como sostén de la democracia. Y discurso que pivotea siempre alrededor de un término que va y viene: consenso. Discurso con ausencia de un dato no menor: ideología. - Julio no ve la política como puesta en escena de una ideología, el poder como expresión de ideología. En ese sentido, la ve neutra. Si esto es o no un error, es otra cosa- dice un senador nacional de la UCR que tiene varias páginas escritas sobre el "estilo Cobos". En Córdoba, en su amplio departamento frente a La Cañada, orillando por entonces los 80 años, el jurista Pedro Frías escribió un libro de pocas pero sabrosas páginas: "Patologías y estrategias del poder". En uno de sus tópicos, "Arterias y política", este ex miembro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, dice: Suelen atribuirse a la política dos modelos que a veces se asocian: la política agonal -la de comité, campañas y elecciones- y la política arquitectónica, que media en los grandes equilibrios, diseña el futuro, supera los conflictos y asocia el partido con la comunidad". - Julio es esto último, un tipo de la política arquitectónica... en todo caso a medio andar, pero está ahí. Su compromiso con la política nunca tiene temperamento, emoción fuerte... sólo se inspira en la posibilidad que da la política como realización, no como dictado de saberes complejos -sentencia un diputado nacional radical y cordobés que sigue el derrotero de Cobos... - Cobos es Cobos- señala Ernesto Sanz, presidente del bloque de senadores nacionales de la UCR. Abogado, profesor de Derecho Constitucional y también mendocino, Sanz es un dirigente de nueva horneada en el partido. Junto con el presidente de la fuerza Gerardo Morales, lideró la resistencia al tarascón que Néstor Kirchner les dio a partir del 2007 a las huestes de Alem. Con el corazón hecho jirones vio cómo Cobos se sumaba al mambo kirchnerista. Clavar tacos. Clavarlos sin que mediara la más mínima reflexión sobre la naturaleza de lo que estaba en juego en materia de ejercicio y construcción de poder por parte del santacruceño. Hoy Sanz trabaja codo a codo con el vicepresidente, que lo ayudó sin dilaciones y con ímpetu a renovar su banca en la elección del 28 de junio. Sanz responde con lealtad a esa entrega: hoy desbroza caminos para el retorno pleno de Cobos al hogar radical. Sanz tiene elaborada una cartilla destinada a ayudar a entender a Julio Cobos. Reza: * Es un político diferente. No está atado a los códigos de la política tradicional. Se maneja con mucha autonomía y cuesta entenderlo. * Si lo que hace Cobos es leído desde la mala intención, todos los días se van a encontrar argumentos para separarse o diferenciarse de él. * Si se lo lee desde la buena intención, van a encontrar siempre argumentos para entender que es un político diferente. Si se sigue el razonamiento del senador Sanz, se desprende inexorablemente un interrogante: ¿diferente a qué? ¿A medida de qué? Desde hace tres años, el ecuatoriano Jaime Durán Barba viene una vez por mes a la Argentina, país en el que estudió y al que ama. Consultor político vinculado con Mauricio Macri, está convencido de que América Latina está bajo mudanza de estilos y formas de ejercer el poder político. "La gente quiere líderes más humanos y menos mesiánicos", le dice a "La Nación". Y cuando "Río Negro" le pregunta sobre cuál es el capital político de Julio Cobos, Durán Barba sonríe. Luego clava su mirada en el piano de la librería "El Ateneo". - Creo -dice- que su mayor capital político es que le gusta el poder, pero sin apetencia de poder. Y eso le gusta a la gente... "El poder como una resultante de lo que uno hace con naturalidad, no como resultante de una decisión embicada en una única dirección: el poder sí o sí", sostiene el sociólogo catalán Juan Marsal. Cuando "Debates" le pregunta al neuquino Horacio Quiroga si la reflexión de Marsal cuadra para Julio Cobos, surge una advertencia: - No se confunda: Julio no está desvestido en materia de voluntad de poder. En todo caso es una voluntad expresada en términos cansinos, pero es un tipo que se quiere mucho a sí mismo... se cuida, pero en él, cuidarse no significa ausencia de voluntad de poder... Desde hace seis meses junto a Julio Cobos hay un radical de sólida formación intelectual: Baglini. Mendocino, es junto con Rodolfo Terragno una de las expresiones más sustanciosas que tiene el partido en el campo de las ideas. - Siempre está "craneando" - dicen los mendocinos de Baglini, que en sus años de diputado nacional dejó sentado su famoso teorema: "Cuanto más cerca está uno del poder, más responsable se debe ser". Cuentan que, para celos de inmensas franjas del cobismo de primera agua, Baglini influye sobre Cobos en temas puntuales. Cómo estibar poder es uno de ellos. La hoja de ruta propuesta es sencilla, práctica, como lo es en general el pensamiento de Baglini: * Uno: No reposar en el camino de consolidar poder, pero sin querer ser más poder "ya" mismo. Manda lo que se tiene y se incrementa regulando la marcha. * Dos: No lastimar desde el poder que se tiene ni desde el que se pueda construir. Con más predisposición a escuchar que a hablar, Julio Cobos sabe que a medida que se acerque a la candidatura a presidente, más expuesto estará a la velocidad con la que se mueve hoy la política. Vinculado con esto, cuentan los que dicen saber, que lo perturban las comparaciones que le quieren establecer desde los recovecos de la política. -¡Y yo qué tengo que ver con De la Rúa!- sentenció tiempo atrás cuando desde el kirchnerismo se había puesto en marcha una campaña destinada a emparentar el estilo. - Cobos con el estilo de aquel trágico presidente derrotado por imperio de la calle. Ese De la Rúa que -en una de las definiciones más crudas en el marco de la transición- fue encuadrado por Carlos "Chacho" Alvarez como "una figura paradigmática de los intereses más corporativos y consustanciados con los peores vicios de la dirigencia argentina. El supo mostrarse como una figura republicana y austera, pero en realidad apañaba lo peor y lo más viejo del régimen que colapsó"... - No leamos la política sólo en términos de crisis, leámosla en términos de posibilidad. Sólo eso necesitamos: mirarla como posibilidad, no como tragedia- señaló semanas atrás Cobos. Por ahora, ése es su capital: ver la política sin furia. Si esto le alcanza para alimentar sus sueños hacia la Casa Rosada, es otra historia. Por CARLOS TORRENGO carlostorrengo@hotmail.com | ||
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