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Casi lo multan por ir con caballo a la plaza para evitar su robo | ||
Conmovedora historia de un lavacoches en Roca | ||
ROCA (AR).- Para Marcelino la vida no es fácil. Desde que se separó de su mujer y se alejó del techo donde vivía con sus seis hijos, se aferra a lo muy poco que tiene. Entre esas escasas pertenencias, el bien más preciado: su caballo. Y ayer casi enloqueció cuando un inspector de tránsito, acompañado de un policía, lo "apuraron" con una severa multa y casi se lo quitan. No fue por andar en contramano ni dejarlo mal estacionado. Fue porque temía que se lo roben y por eso lo llevó a la céntrica plaza San Martin, para no perderle pisada, mientras él trabajaba. Marcelino Prado, de 41 años, es lavacoches por la mañana y, por la tarde-noche, cuando puede contar con un carro para atarlo a "Pamperito", su caballo fiel, junta cartones, plásticos y todo lo que encuentra en el camino para poder vender y subsistir. "Es lo único que me quedó cuando me separé de mi mujer. Lo uso para trabajar y si lo pierdo, me muero", contó ayer, sólo un rato después del insólito caso. "Me tocaron el pito y enseguida vino un inspector de esos de trajecito, con un policía, para decirme que saque a mi caballo. Pero es mansito, estaba tranquilo. Lo que pasa es que acá vengo a lavar autos y me quedo hasta eso de las 3, y la otra vez ya me lo robaron, entonces me dije: ahora me lo llevo", narró ayer, sin ningún tono de sorpresa. La sorpresa sí fue para los vecinos, chicos y grandes que pasaban por el lugar, y veían al equino, tranquilo, con su gran mancha blanca en la cabeza, comiéndose todo el pasto que podía de la céntrica plaza, frente a la calle San Martín, entre Sarmiento y avenida Roca. Muchos curiosos se acercaron cuando Marcelino fue intimado a despejar el lugar, una plaza pública en el medio de la ciudad. "Y bueno, me lo llevé. Me dijeron que si me hacían la multa no me iba a alcanzar ni el caballo para pagarla. Me lo llevé a la Colonia Penal, a ver si me lo cuidan, pero tengo miedo que me lo roben", contó. La semana pasada, cuando regresó a su casa en Barrio Nuevo, notó la ausencia. Hizo la denuncia y gracias a un llamado de alerta de una vecina de un barrio ubicado detrás del hospital, pudieron encontrar a Pampero. "Me salvé raspando que me lo carnearan", señaló el lavacoches, junto a uno de sus compañeros en la parada. "Si me sacan el caballo no tengo nada más para trabajar. Ahora estoy lavando autos para ver si le puedo comprar herraduras", agregó el hombre, mostrando las patas desnudas de su caballo. Aseguró que en un día de trabajo puede llegar a juntar 15 o 20 pesos y -literalmente- no le alcanza para nada. "Cuando me pasan la chata, armo el carro con el caballo y junto plásticos, cartones, los vendo allá en el Parque Industrial, pero si no no hay forma. Se gana poco y no alcanza, pero robar no vamos a salir a robar", finalizó Marcelino, despidiéndose. "Ah, -agregó, ya alejándose de los periodistas- ¿le puede agregar ahí si alguien tiene una changuita por favor? Acá en la plaza me pueden encontrar...estoy toda la mañana". | ||
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