Basta abstraerse un momento e imaginarse el magnífico espectáculo que presentaría, dentro de 40 a 50 años, el inmenso y actualmente desierto valle del río Negro, poblado con un medio millón de habitantes y cubierto de pueblos florecientes; teniendo presente que todo esto podría conseguirse con sólo levantar, en dos o tres metros, el agua que ahora corre inutilizada a los pies de las tierras incultas". Lo pensó y escribió el Ing. César Cipolletti en su famoso "Informe" de 1899.
Pasaron poco más de diez años y el visionario y efectivo ministro de Obras Públicas Ezequiel Ramos Mexía -extraordinario planificador patagónico, sin universidad afín y no superado hasta la actualidad, comparando tiempos- en su discurso del 17 de marzo de 1910, al colocarse la piedra fundamental (¿dónde estará?) del dique entonces llamado Neuquén (hoy Ingeniero Ballester) y sistema de irrigación, con la presencia del presidente José Figueroa Alcorta en cultísimo discurso (en parte) expresó: "Estamos hoy congregados en pleno desierto para colocar la primera piedra de lo que será pronto el gran dique del Neuquén, destinado a regularizar el régimen hidráulico del río Negro...".
Ramos Mexía comparó la primera gran obra hidráulica patagónica que había comenzado a construirse el 1º de enero de aquel 1910 con los problemas que presentara el río Nilo, sus crecidas y la solución que constituyó el desvío de aguas para formar el lago Moeris en tiempos del faraón Amenemha II, "descripto por Herodoto, que lo visitó 450 años antes de Jesucristo. Cuatro siglos más tarde se ocupan también de él Diodoro de Sicilia y Estrabón". La comparación se trasladaba varios siglos después a esta parte de la Norpatagonia, donde el desviador a la cuenca Vidal (hoy lago Pellegrini) y la construcción del canal para riego jugaron similitudes.
Siguió expresando Ramos Mexía: "El problema del Nilo era exactamente el problema del río Negro que hoy tratamos de resolver... Merced a los magnos trabajos que hoy inauguramos, estos parajes pasarán en violenta transición de los aspectos ingratos de un desierto a las perspectivas de un florecimiento colosal de riqueza y progreso. Se impone claramente ante mis ojos la visión de ese próximo porvenir, y si al contemplarlo -agregó- pudiera aislarme solitario en los dominios del ensueño, despojado del rígido ceremonial que me rodea y adelantarme al momento que estoy viviendo, llevaríame una vez más la fantasía a imaginar en estos eriales una gran provincia, floreciente y cultísima; cubiertos sus campos de millones de árboles cargados de toda clase de frutas, dividida la tierra en chacras reducidas, cultivadas intensa y científicamente, apagado el rumor sordo de los silencios campestres por el murmullo de centenares de turbinas hidroeléctricas, que engendrarán las fuerzas para las máquinas, el calor para los hogares y la luz para los cerebros" (sic).
Aquel singular acto en la hoy rionegrina Barda del Medio con su babel campamento tuvo dos llamativos agregados: la presencia del futuro presidente de la Nación Dr. Roque Sáenz Peña y la imposición del nombre Pellegrini "al lago que este dique habrá de formar". El 25 de junio, también de 1910, quedaba habilitado el tramo ferroviario entre colonia Lucinda (Cipolletti) y Cordero (Barda del Medio) construido por la inglesa Compañía del Gran Ferrocarril del Sud de Buenos Aires, que también tuvo a su cargo el gran canal para riego bajo la dirección del contratado Ing. Roberto G. Garrow con actuación en obras similares (Egipto). El "campamento" fue recibiendo trabajadores, técnicos y familiares. "Hay en el pueblo obrero de Contraalmirante Cordero baños para hom- bres y mujeres, escuela, sala de lectura costeada por suscripciones particulares y bastante frecuentadas. Las calles alumbradas con lámparas de arco, sombreadas por hermosas alamedas". ("Informe", del Ing. Luis Kambo, 1917). El personal empleado en la construcción del dique (1917) llegaba a "alrededor de 350". "El sueldo mínimo del peón es de $ 2,50 por día de 9 horas, las horas extraordinarias se pagan en proporción, no haciéndose distinción entre día y noche pero sí entre trabajo seco y en agua o con aire comprimido" (Kambo, ídem). Los trabajadores y familiares tenían "gratuitamente alojamiento en galpones de madera y fierro con piso de madera, con calefacción en invierno. Las familias viven en galpones separados con piezas de 5 x 4 (una o dos) con cocinas apartes" (sic).
Energía eléctrica gratuita como igualmente asistencia médica y medicamentos; además "la administración provee los artículos de primera necesidad a precios de costo" y "el FCS, a la vez, efectuaba quita del 50 por ciento en los fletes". Imperaba la ley seca, aunque clandestinamente se vendían bebidas.
Finalmente recordamos la autorizada opinión del Ing. Luis Luiggi, proyectista y constructor del puerto militar en Bahía Blanca, en visita que hiciera al dique en 1928, expresando: "Cuando llegué a Contraalmirante Cordero, donde el grandioso dique construido a través del Neuquén y las varias obras que constituyen las tomas para dirigir las aguas del río al canal principal de riego, junto con la visión de las maravillosas avenidas de plátanos itánicus, me transportaron con la imaginación a las grandiosas obras de Tomás del Carray Cavour, del canal Villarressi y de los demás grandes canales de Italia y de Egipto, estudiados por mí que inspiraron a los ingenieros Cipolletti y Severini el magno proyecto de riego de todo el valle del Río Negro... Allí hay una región maravillosa presente y aún de más maravilloso porvenir" (sic).
Esta muy resumida historia del primer gran dique patagónico -forma de avalar la sugerencia que sigue- tiene por fin adelantarnos al siglo, al centenario que cumplirán a partir del primer día de enero próximo -17 de marzo lo principal- la iniciación de las obras del dique Neuquén (como se llamó originalmente) del gran canal, el sistema de regadío para el Alto Valle rionegrino y parte del Neuquén y la inauguración del ferrocarril colonia Lucinda (Cipolletti)-Contraalmirante Cordero (Barda del Medio). Sin duda un centenario único para el país. De ninguna manera debería ser, según nuestra opinión, una recordación circunscripta a la hoy Barda del Medio y su cabecera municipal Contraalmirante Cordero y por añadidura provincias del Río Negro y del Neuquén. La dimensión tiene que ser nacional, pues un simple repaso de estos primeros cien años lo justifican plenamente, unido al bicentenario nacional para mayo del 2010.
Falta poco. Sabemos que la tradición argentina: a partir del 10 al 15 de diciembre de cada año y hasta marzo siguiente el país es otro. Por eso y teniendo en cuenta que el período legislativo -en ambas provincias- se contrae a partir de la segunda quincena de diciembre y son necesarias decisiones afines antes de fin de año tanto de los poderes legislativos como ejecutivos, sugerimos: resolución o decreto que promueva la formación de comisiones especiales celebratorias con participación comunitaria (entidades ingenieriles, sociales, periodísticas, culturales, políticas, educacionales, religio-sas, profesionales, gremiales, juveniles, ONG, etc.); convocatoria e invitaciones a familiares o descendientes de quienes participaron en aquellas obras; los establecimientos educacionales de todos los niveles, desde jardines hasta universitarios, deberían dedicar espacio a esta fantástica obra que ya se ubicó en la historia patagónica; además charlas, conferencias, exposiciones, concursos, visitas.
Para ello es necesario que algunos senadores, diputados, concejales, intendentes y funcionarios de los poderes ejecutivos del Río Negro y del Neuquén valoren integralmente lo que fue aquella decisión gubernamental de fines del siglo XIX y comienzos del XX.
No falta mucho.
¿Lo mejor, ya?
Bibliografía y fuentes principales: Cipolletti, C. "Estudios", (MOPRA) 1899. Rögind, W. "Historia", 1937. Coleman, AH. "Mi vida", 1949. Varios. "Río Negro. Pasado y presente", 1980. Ramayon, EE. "Nahuel Huapi", 1938. Rotary Club Cipolletti. "Libros", varios. Martínez de Gorla, DN. "La colonización", 1994. Vapnarsky, C. "Pueblos", 1983. Pérez Morando, H. "El dique"; "Pueblo y dique"; "César Cipolletti. Ni Sayhueque ni Colón"; "Los pioneros"; "El kilómetro 1212" y "Primer eslabón", (RN), 1996. Archivo diario "Río Negro". Biblioteca Patagónica (VECh) y otros.
HÉCTOR PÉREZ MORANDO (*)
Especial para "Río Negro"
(*) Periodista. Investigador de historia patagónica