No fue casual que Sócrates llamara idiotas a los ciudadanos que no se preocupaban por el bienestar de la comunidad.
* El peronismo no es un partido, según ellos mismos es un movimiento que suma las más diversas corrientes, por eso está siempre en estado de efervescencia, son como mínimo dos partidos en uno.
El radicalismo es solo una idea de algo que ya no existe, es un partido con demostrada incapacidad de administrar, que ha perdido sus raíces populares.
* Hay otros intentos de partidos y coaliciones pero hasta ahora no han conformado ninguna alternativa fuerte y estable. En algún caso como el del Pro son una promesa que tiene mucho camino por recorrer.
* Hay dos izquierdas dentro del peronismo. Una es moderada hay otra izquierda más violenta, parte dentro y parte afuera en partidos o agrupaciones más radicalizadas.
* Hay otras corrientes de izquierda moderada: el socialismo, la democracia cristiana.
* Según la doctrina peronista histórica, los del campo son oligarcas y se benefician a costa del pueblo.
* Los que no son peronistas son gorilas.
* Las Fuerzas Armadas son culpables de tantas cosas que hubo que desmantelarlo, hoy no tenemos ejército, ni barcos, ni aviones capaces de defender nuestras fronteras y mucho menos de atacar a nada que nos amenace.
* Las policías están absolutamente corrompidas, no sólo la federal sino también las provinciales. Basta con observar la cantidad de crímenes con policías involucrados de todo el país para imaginar el resto.
* El mal llamado Poder Judicial no funciona, no tiene “poder”, sus representantes son elegidos a dedo por el Poder Ejecutivo de turno, y además depende de un presupuesto que maneja también el Ejecutivo, que es intencionalmente manipulado.
* Salvo contadas excepciones, los funcionarios elegidos por el pueblo, desde un concejal hasta el presidente, defienden nada más que sus propios intereses.
* Los “representantes del pueblo”, diputados y senadores, se ocupan fundamentalmente de los lobbies empresariales y partidarios, mucho más que en atender las necesidades de sus representados. Obedecen órdenes corporativas y venden sus votos al mejor postor.
* Los maestros enseñan a los jóvenes como protestar y no hacer, dicen que no hay mejor enseñanza que la del ejemplo y vaya si lo dan. Hoy la pérdida de respeto por toda autoridad es palpable en los chicos desde la escuela primaria y en las nuevas generaciones adultas.
* Los empleados públicos, en particular los municipales, tienen estabilidad laboral, o sea que el pueblo, su empleador, les otorga beneficios que ese mismo pueblo no tiene.
* Los empleados públicos paran cuando quieren y exigen y exigen, como si fueran dueños del presupuesto.
* Los sindicatos se han transformado en mafias laborales que obtienen grandes beneficios a costa de sus afiliados y del poder de turno, que tiene que otorgarles enormes subsidios para tenerlos a su favor.
* Debido al desequilibrio legal a favor del asalariado, el despido laboral se ha transformado en un negocio para abogados y algunos pocos empleados, esto no favorece el crecimiento del empleo sino que va en detrimento de él, disminuyendo la oferta de puestos.
* La sociedad ha cambiado de tener una composición de: pobres dignos, clase media trabajadora y clase alta de dimensión aceptable, a tener: pobres resentidos, clase media disminuida (muchos pasaron a Pobres Resentidos) y una clase alta, más pequeña que antes,(se cayeron los de clase media que venían subiendo), pero sideralmente más distanciada de las otras.
* En nuestro país mueren chicos por desnutrición, pero debemos fijarnos también en los muchos que no mueren pero quedan incapacitados para su desarrollo futuro.
* Las protestas se realizan con actos de enfrentamiento y desobediencia de la Constitución Nacional, con la complicidad de las autoridades que no tienen vocación para hacerla cumplir.
* El resentimiento y la impotencia anidan malignamente en muchas de las mentes de las clases sociales relegadas, ya no se conforman con protestar, están dispuestos a tomar por la fuerza lo que no tienen. Es más, elaboran una justificación: la sociedad que los relegó se los debe.
* La información abundante y abrumadora que hoy la tecnología facilita, tiene dos caras; la positiva nos dice que permite que todo el mundo tenga acceso a toda la información por igual y ello aumenta el grado de conocimiento promedio de la gente. La negativa nos dice que pone de manifiesto las enormes diferencias que separan a las clases sociales unas de otras, alimenta el resentimiento general y es uno de los elementos que provoca el aumento de la violencia.
Ante tamaño caldo de cultivo, cómo evitar la reacción descomedida y descontrolada?, la desesperación es madre de los mayores desastres. Como ejemplo, luego de este parcial repaso de la realidad, podemos ver como aparece el pueblo con sus piquetes y huelgas por cualquier motivo, ya que la única forma de protestar que parece dar resultado, es aquella que más perjudique al prójimo. Otro ejemplo es la enorme cantidad de gente cuyos ingresos los colocan debajo de la línea de pobreza. Se discute si son el 30% o el 40%, no tiene importancia, lo mismo es una barbaridad.
Al mismo tiempo se manifiesta la violencia por doquier, las canchas de fútbol son un claro ejemplo de la Rebelión de las Masas (Ortega y Gasset- 1936), allí se desahogan parte de las pasiones y frustraciones contenidas, en forma multitudinaria y mayoritariamente anónima.
Alumnos de colegio disparan contra profesores y compañeros.
Los asaltos y robos se han tornado innecesariamente sangrientos.
Las violaciones ya son un hecho cotidiano, en muchos casos perpetradas por delincuentes reincidentes que han sido liberados.
Junto a todo esto, el hampa, los delincuentes reales que siempre han existido, existen y existirán, encuentran el caldo de cultivo que encubre y facilita sus actividades: fundamentalmente el comercio de la droga y la trata de blancas. Como todos sabemos hoy la Argentina es un importante país de consumo, no sólo de tránsito de drogas, y también resulta pavorosa la cantidad de secuestros y desapariciones no resueltas.
Los ciudadanos que vivimos de un trabajo decente, que deseamos desarrollar nuestra familia y trabajo en un clima de orden y paz, que no queremos que esta realidad abrumadora afecte a nuestros hijos, estamos cada día más indefensos, el medio nos agrede cada vez con mayor vehemencia. Las calles de las grandes ciudades son reales selvas de cemento donde todo puede ocurrir, resulta lamentable ver la degradación de Buenos Aires, de Mendoza, de las ciudades del Valle de Rio Negro, de Córdoba, de Rosario, y de muchas otras, en materia de seguridad urbana.
Los que vivimos o hemos vivido en casas de la Ciudad de Buenos Aires y aún de las mejores zonas suburbanas, sabemos lo que es “perder el afuera”, poner rejas por todas partes y si el presupuesto lo permite, alarmas, para ganar algo de seguridad interior, pero hemos perdido el exterior. Lo mismo ocurre con la vida en departamentos, para tener seguridad interior hay que tener vigilancia las 24 hs con control de entrada y salida de personas y vehículos, pero de todas maneras al salir ingresamos en tierra de nadie. Las calles ya no nos pertenecen. La huida hacia los barrios cerrados y countries buscando recuperar “el afuera” también ya muestra la vulnerabilidad de los grandes espacios.
Qué tenemos que hacer? Armarnos hasta los dientes y salir a matar o morir? No estamos educados para eso, cualquier delincuente menor, drogado o no, porta una carga de violencia y desprejuicio que nosotros no tenemos. Aplicar la Ley del Talión? Matar al que mata, herir al que hiere, violar al que viola. No podemos esperar que más violencia resuelva nada, pues tratamos con personas a las que en la mayoría de los casos, ni la propia vida importa, dicen “estar jugados” y además el castigo viene luego de que el hecho ya está consumado.
Se hace imprescindible entonces acordar que las soluciones deben estar sustentadas por políticas preventivas. Posiblemente la solución esté en varios puntos simultáneos, referidos a la educación, la justicia, la salud y el alimento para todos, etc., pero antes deberemos alcanzar un consenso social muy difícil, en el que la sociedad toda y las clases dirigentes acuerden los mandamientos de fondo y dejen de pelear por el poder y el dinero y pasen a luchar con pasión por el bienestar de la gente.
Pero para ello debemos disponernos a participar todos, no solo con el voto y sentarnos a esperar a ver que hacen los electos. Debemos aportar en la elaboración de los proyectos, en las exigencias a nuestros elegidos, en el control de sus acciones, pero también debemos ajustar nuestra propia conducta, mirar para adentro de nosotros y aprender a no ser avivados ni corruptos en el ejercicio cotidiano de nuestras tareas, no puede haber país serio si sus habitantes no lo son. Debemos volver a tener respeto y orgullo, respeto por los demás, por la autoridad, por el conocimiento, por los mayores y orgullo por ser bombero, profesor, policía, maestro, médico, empleado, comerciante, político, y muchas cosas más.
No fue casual que Sócrates llamara idiotas a los ciudadanos que no se preocupaban por el bienestar de la comunidad.