El fútbol enumera sus males como si la solución jamás pudiera haber estado o pudiera estar en sus manos. La acción quedó a la vista: la inició hace unos días Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA) advirtiendo que la deuda de 40 millones de pesos de los clubes con los jugadores que están reclamando a la justicia debería impedir el inicio del Torneo Apertura, fijado para el 14 de agosto.
La Asociación de Fútbol Argentino (AFA) admitió inmediatamente la deuda, contó sus problemas y terminó blanqueando la amenaza: así no hay fútbol. Es más un lock out que otra cosa. Y como los problemas son ajenos, también las soluciones deben ser ajenas. Allí irá Julio Grondona a la Casa de Gobierno en busca de dinero, consciente del poder del fútbol para controlar los humores populares: Prode bancado, seguridad paga y alivio fiscal.
Con el Prode bancado la AFA seguirá la lógica de la FIFA, es decir, unirse al "enemigo", las apuestas deportivas. Los casos de corrupción (deportistas tentados a combinar resultados para favorecer apuestas), dice el mundo del deporte, se deben a las apuestas clandestinas, no las oficiales. La AFA quiere un Prode bancado oficial, no más clandestino. Por Internet, se sabe, se apuesta hasta por partidos del ascenso, pero la AFA no recibe un peso de ese negocio. Eso sí, una última final como el Velez-Huracán dirigido por Gabriel Brazenas puede terminar en la Corte de La Haya.
La seguridad paga es un viejo tema. El fútbol pretende invocar que la violencia de los estadios se debe a los problemas sociales como casi único argumento. Mientras, los clubes abren las puertas a las barras, pagan viajes, regalan camisetas, entradas y hasta porcentajes de algunas trasferencias, como ya todos lo saben. La propia AFA ha sido denunciada de darle entradas a los violentos para los partidos de la selección. Si el Estado asumiera costos de la seguridad bien podría exigir entonces a los clubes que corten todo vínculo con sus barras, aunque todos saben también que los violentos no reciben dineros sólo del fútbol.
El alivio fiscal, que también han reclamado siempre otros sectores, podría tener otra contrapartida: limpieza en el negocio siempre oscuro de la compra y venta de jugadores. Resultó paradójico escuchar este martes a Grondona admitiendo que la creación de los agentes FIFA terminó afectando aún más a los clubes. Grondona no sólo es presidente de la AFA desde 1979, sino que también es vicepresidente de la FIFA.
Llorar desgracias sin reconocer responsabilidades y pedir soluciones a papá-Estado es un viejo argumento. El Estado no debe mezclarse en el fútbol cuando quiere intervenir en el negocio de la televisación, pero sí debe hacerlo para aliviar pagos fiscales, pagar policías y controlar el Prode bancado.
El estado económico de los clubes, se sabe, nunca fue floreciente. El fútbol difícilmente es un buen negocio. Quienes ponen dinero suelen apuntar en realidad a otros fines, es decir, el fútbol como herramienta para hacer política, lavar dinero o ganar fama que abra la puerta a otros asuntos. Pero ahora la situación, como era previsible, explotó con la crisis económica de los clubes europeos. Y la vaca se está quedando sin leche.
EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES