DAMASCO/TEL AVIV (DPA).- El enviado especial de Estados Unidos para Cercano Oriente, George Mitchell, insistió ayer en Damasco en el compromiso del presidente Barack Obama con la paz en la región y defendió la reanudación del diálogo entre Siria e Israel.
"Esta es una visión personal del presidente Obama. Es lo que él quiere lograr", dijo Mitchell a medios israelíes y enfatizó que para lograrlo todos deben contribuir.
Una paz exhaustiva es la única forma de garantizar la estabilidad, la seguridad y la prosperidad de todos los Estados de la región, señaló el enviado especial tras reunirse durante una hora con el presidente sirio, Bashar al Assad.
La visita de Mitchell a Damasco se enmarca en un nuevo intento diplomático de Estados Unidos por reactivar las negociaciones de paz en Cercano Oriente. Poco después el enviado norteamericano también se reunió en Tel Aviv con el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak.
Estados Unidos e Israel llevan a cabo "discusiones entre amigos" antes que "disputas entre adversarios", destacó Mitchell en alusión a las recientes diferencias entre ambos países.
Tras su encuentro con Barak, el funcionario estadounidense indicó que los Estados árabes deben dar pasos concretos en pos de una normalización de las relaciones con Israel.
Al mismo tiempo le agradeció al ministro israelí por haber permitido una mayor libertad movimiento a la población palestina en Cisjordania. Por su parte, Barak saludó los intentos por alcanzar una paz en la región. "Estamos dispuestos a hacer todo lo posible mientras se respeten nuestros intereses básicos", dijo.
También el primer ministro judío, Benjamin Netanyahu, indicó hoy durante la reunión dominical de su gabinete que era "natural" que Israel y Estados Unidos no estuvieran siempre de acuerdo en todos los puntos de sus conversaciones.
El secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates, viajará hoy a Israel. A lo largo de la semana llegarán a la zona el consejero de Seguridad Nacional, James Jones, y el consejero para Cercano Oriente, Dennis Ross.
La paz, añadió Mitchell en Damasco, implicaría la completa normalización de relaciones entre Israel y los países de la zona, como se refleja en la iniciativa de la Liga Árabe de 2002.