La noticia de que China está saliendo de la crisis global más rápido -y más vigorosamente- de lo anticipado ha desatado una nueva ola de especulaciones acerca de que el gigante asiático pronto superará a Estados Unidos como el principal socio comercial de Latinoamérica. Sin embargo, es poco probable que estas conjeturas se materialicen.
Los pronósticos sobre la potencial supremacía económica china en la región se multiplicaron recientemente, cuando se anunció que ese país desplazaría a Estados Unidos este año como el principal socio comercial de Brasil. El comercio bilateral de éste con China alcanzó u$s 3.200 millones en abril de este año, superando los u$s 2.800 billones del comercio bilateral brasileño con Norteamérica, según cifras de la prensa oficial china.
Y a fines de la semana pasada, cuando la Oficina Nacional de Estadísticas de China anunció una sorprendente recuperación de la economía del país, muchos comentaristas latinoamericanos interpretaron la noticia como una nueva evidencia de la inminente supremacía del gigante asiático en la región. Según las últimas proyecciones, la economía china crecerá un 8% este año, mientras que la estadounidense caerá un 1,5%.
Además de Brasil, la economía más grande de América Latina, varios otros países latinoamericanos -incluyendo Argentina, Chile, Uruguay, Perú y Cuba- ya tienen a China como uno de sus principales socios comerciales, gracias a las masivas compras de Pekín de materias primas a la región. Y ahora que la economía china está volviendo a crecer -y se pronostica que desplazará a Japón como la segunda más grande del mundo este año- es poco probable que la importaciones chinas de materias primas se desplomen en el futuro próximo.
¿Pero significa todo esto que China superará a Estados Unidos como principal socio económico de la región?
La mayoría de los analistas dicen que eso no ocurrirá, por lo menos en varias décadas. Aunque China seguirá siendo un socio comercial importante de Sudamérica, las últimas estadísticas económicas están distorsionadas por la abrupta caída de las importaciones norteamericanas, producto de la peor crisis económica de Estados Unidos desde la depresión de 1930, según afirman.
Más importante, en lo que relativo a la inversión extranjera: las corporaciones estadounidenses inyectaron u$s 350.000 millones en Latinoamérica y el Caribe en el 2007 contra apenas u$s 22.000 millones de las empresas chinas. Aunque la inversión extranjera de China -destinada principalmente a la construcción de obras de infraestructura para llevar las materias primas a los puertos- siga aumentando como hasta ahora, pasarán décadas antes de que alcance el nivel de las norteamericanas.
Y en un contexto global, como señala un artículo de Minxin Pei publicado este mes en la revista "Foreign Policy", varios libros que acaban de salir con títulos como "Cuando China gobierne el mundo" y "El nuevo hemisferio asiático: el inevitable desplazamiento del poder global hacia Oriente" posiblemente estén exagerando enormemente las posibilidades de China de convertirse en el país más poderoso del planeta.
(*) Periodista argentino. Analista internacional. Miami.