No importaron las humillaciones ni los costos. El ministro Verani prefirió seguir en Hacienda.
Son decisiones legítimas y personales. Sí, es insólito que niegue lo ocurrido y acuse, en ese proposito, al periodismo de "fabricar una novela".
Verani pudo utilizar muchos argumentos institucionales, políticos y hasta personales para justificar su continuidad. Optó, en cambio, con liberarse de cualquier decisión propia y de exculpar a Saiz de todo lo sucedido.
No sólo hubo desautorización pública del gobernador. Hubo un mes sin diálogo con Saiz.
En este lapso Verani quedó -en los hechos- apartado de la gestión financiera ante Nación y de la resolución del pago del medio aguinaldo.
Esos sucesos no fueron textos de novela. Verani ayer prefirió ignorarlos en su objetivo de que "aquí no paso nada". Sabrá el ministro cuáles son las reales motivaciones para seguir. Por lo pronto, puso en juego su credibilidad.
ADRIÁN PECOLLO
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