Recientes publicaciones en los medios de difusión señalan estudios y comentarios con respecto a la participación de los peatones en los siniestros viales.
Cabe destacar que tal participación debe ser bien explicitada.
El mayor porcentaje, por lejos, se obtiene en las zonas urbanas, es decir en el ámbito de las ciudades, donde el peatón es mayoritariamente el usuario primordial de la vía pública.
Así es que, cuando analizamos su participación en la siniestralidad vial grave total (en zonas rurales y urbanas), difícilmente supere en la última década el 15%.
Por el contrario en las ciudades dicho porcentaje de participación crece hasta alcanzar un piso del 30%. Esto es común a las realidades de casi todas nuestras naciones latinoamericanas.
Ahora bien, el problema es que, en la desesperación, se pretenda adjudicar la responsabilidad del siniestro a la, valga la redundancia, "irresponsabilidad" del peatón.
Con todo, el peatón sigue siendo el participante más vulnerable de los usuarios de la vía pública y el conductor de automotores el responsable de aportar riesgo a la circulación en las ciudades.
Como bien ha señalado el Prof. Luis Rizzi, del Departamento de Ingeniería de Transporte y Logística de la Pontificia Universidad Católica de Chile, la vía pública "es el ambiente más complejo al que el ser humano está expuesto en el día a día y donde la tasa de errores (incluyendo irresponsabilidades) es muy alta. La gran mayoría de las personas que más camina o usa la bicicleta en nuestros países es gente que tiene poca o nula experiencia de manejo y, por lo tanto, no saben lo complejo que es conducir un auto. A esto sumemos un diseño urbano y vial pensado para el automóvil, como ciclos de semáforos que privilegian la circulación vehicular en desmedro de la peatonal, anchos de calles con tiempos de cruce no acordes con la velocidad de circulación de niños, ancianos y personas con discapacidades, señalización peatonal inconsistente, etcétera. En fin, diseños viales que no contemplan en absoluto las recomendaciones de los modernos estudios de factor humano, rama de la seguridad de tránsito que se desarrolla a partir del involucramiento de psicólogos en la seguridad vial. Y peor aún, diseños viales que castigan el error (o la irresponsabilidad) con la muerte".
Un principio legal del derecho de la Circulación es que "el peatón es el usuario privilegiado de la vía pública en las ciudades".
Una construcción de los jueces (jurisprudencia) en consecuencia del anterior es que "un peatón cruzando distraído la calzada de una ciudad es un acto prevenible por parte del conductor de un automotor, que es quien aporta el riesgo".
Es cierto que cada vez hay menos jueces que los citen en sus sentencias.
Pero eso, ¿es positivo?...
EDUARDO BERTOTTI (*)
Especial para "Río Negro"
(*) Director del ISEV (Instituto de Seguridad y Educación Vial)