BUENOS AIRES (ABA).- Con el frío polar azotando esta ciudad, dentro de una templada Casa de Gobierno la reunión con los dirigentes de Unión PRO sirvió al menos para romper el hielo.

Más allá de las declaraciones de rigor, las sospechas de que el diálogo político es solo un "maquillaje" proliferaron entre la gente del pro-peronismo que transitó los pasillos de la Rosada. "Es sólo una cuestión de clima, un cambio de estado de ánimo, en el fondo ya el gobierno rechazó cambios en el Consejo de la Magistratura y en el INDEC, la cosa está peor por la burla que representa que hayan dejado a un hombre de Guillermo Moreno (por Norberto Itzcovich). Más categórico fue el referente justicialista no kirchnerista, Felipe Solá: "Si el gobierno quiere ganar tiempo lo va a conseguir, pero si con este tipo de reuniones busca conseguir gobernabilidad no es el camino". Con una estrategia diferenciada salieron a ablandar la cosa Francisco de Narváez y Gabriela Michetti. Ambos aludieron a que se trató de una "reunión sin tensiones".

Puertas adentro, el ministro del Interior Florencio Randazzo (acompañado de asesores como Juan Manuel Abal Medina) tomó nota de las observaciones de los dirigentes opositores y se comprometió a elevarlas a la presidenta. Randazzo indicó que tras políticos y gobernadores será el turno de las ONG más representativas, aunque no dio nombres.

"Cuando Cristina Kirchner reciba el informe de Randazzo no es difícil imaginar una respuesta como ´pibe ¿qué me traés?´ en estos casos el margen de acción depende de que no sea un funcionario moribundo", analizó un participante.

El primer tema que sacaron los visitantes fue el de un ingreso básico familiar y pedir un detalle de cómo se está gastando el dinero para asistir la pobreza e indigencia. Más allá de las críticas, Solá dejó abierta una expectativa. "Cuando se acalle un poco la cosa vendrán cambios en el INDEC y algunas reformas; así actúan este y todos los gobiernos".