Jueves 23 de Julio de 2009 Edicion impresa pag. 2 > Nacionales
ANÁLISIS: El gobierno presiona por la unidad en dos frentes

Buenos Aires (ABA).- El ministro de Planificación, Julio de Vido, está empeñado por estas horas en evitar la fractura en la Confederación General del Trabajo (CGT), porque debilitaría al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y dinamitaría sus esfuerzos por establecer una agenda económica y social que tenga mayor consenso de una sociedad descreída y que demanda soluciones a problemas concretos.

Ante la colisión manifiesta entre el secretario general de la CGT, Hugo Moyano y el sector denominado "los gordos", entre los que se cuentan Armando Cavalieri, Gerardo Martínez y Oscar Lescano, De Vido hace las veces de componedor, en paralelo con el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, aunque éste promueve que el dirigente camionero "reparta más el juego" y abandone su estilo de conducción "personalista".

Las fuentes consultadas por "Río Negro" admitieron que existe gran preocupación en la Casa Rosada. Procura la Presidenta que Moyano se muestre más conciliador, recomponga la situación interna en la central obrera y siga siendo "garante" de las negociaciones colectivas salariales que se abrirán a lo largo de agosto.

Una pista la dio el martes en General Roca la viceministra de Trabajo, Noemí Rial, quien se mostró confiada en que "la CGT no se va a partir" y se pronunció, en sintonía con Tomada, por una suerte de acuerdo entre Moyano y "los gordos".

La partición de la CGT, como auguró ayer el lucifuercista Lescano, provocaría un aquelarre a la hora de los reclamos sindicales por mayores aumentos de sueldos. Hasta el primer semestre, Moyano llevaba la voz cantante y unificaba las demandas alrededor de un porcentual testigo. "Si la lucha se hace gremio por gremio, complicará la situación política", admitió ayer un funcionario luego de reunirse con Tomada, quien anoche se encontraba reunido con el mercantil Armando Cavalieri, otro crítico del camionero "Que se rompa la CGT no le conviene a nadie. Los empresarios van a sufrir demostraciones de fuerza unilaterales y para el gobierno sería como dar la marcha atrás", apuntó otro kirchnerista.

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