El Gigante de Arroyito obtuvo el visto buena de la FIFA, Diego Armando Maradona se salió con la suya y ahora la decisión de trasladar a Rosario el derby entre Argentina y Brasil quedó en manos de Julio Grondona.
¿Qué puede suceder? Casi con seguridad, el mandamás de la AFA respaldaría a Maradona en su disputa con la dirigencia de River y que el clásico más importante del fútbol sudamericano se podría jugar el 5 de setiembre en el estadio de Central.
Después de conocer la noticia, la dirigencia de River no se quedó callada. El secretario Mario Israel despotricó contra la movida de Maradona y sus dirigidos, mientras que a quien le cayó de maravilla la habilitación oficial de la FIFA fue a Messi. (Ver aparte)
La otra alternativa sería una resolución salomónica: que el Comité Ejecutivo de la AFA resuelva que el seleccionado juegue un partido en el Gigante de Arroyito (que deberá hacer reformas en los vestuarios y algunos accesos, por 2 millones de dólares) y otro en el Monumental de Núñez. Claro, si éste es el caso las negociaciones no serán sencillas, porque los dos partidos de locales que quedan son contra Brasil y Perú.
La danza de dinero, las opiniones de los distintos actores y la importancia deportiva será la que determinará qué partido se disputará en cada escenario. Porque el superclásico frente a Brasil tiene mayor relevancia que el encuentro ante un eliminado Perú, en la doble fecha final.
"Es como si usted tuviera dos casas y decide en cada ocasión", adelantó ayer el secretario ejecutivo de la presidencia de AFA, José Luis Meiszner. "Tras la decisión de la FIFA para poder tener un estadio alternativo, estaremos mucho más cómodo a la hora de designar en qué estadio juegue Argentina", enfatizó el encumbrado dirigente.
"Si es por mí, quiero jugar en la cancha de Boca o en la de Central para meter a los rivales contra un arco, contra las tribunas", declaró Maradona tras la ajustada victoria por 1-0 ante Colombia, el último 6 de junio.
La crisis entre Maradona y la dirigencia de River llegó a un punto que desde Núñez se llegó a pedir un examen psicofísico para el entrenador. Desde entonces, comenzó una negociación que terminó con la visita de un comisionado de la FIFA para aprobarla cancha rosarina. Trasladar el superclásico es una carta brava, por la complicada situación del seleccionado en las eliminatorias y porque en el Monumental sólo perdió un partido de 32: el 0-5 ante Colombia.