Se suceden con sigilo y también con ampulosos movimientos las tratativas de abandono del dólar como moneda única de reserva mundial y transacciones comerciales. Hace algunos días se han reunido en Ekaterinburgo, Rusia, los integrantes del grupo de países emergentes más importantes (BRIC), Brasil, Rusia, India y China, para tratar entre otros temas el abandono del dólar como moneda comercial en sus transacciones.
Allí los presidentes abogaron por la incorporación del rublo y el yuan en el panel de divisas de referencia del FMI pronunciándose a favor de acelerar el proceso de diversificación de sus reservas en otros instrumentos financieros diversos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos y Europa. Los países del BRIC detentan actualmente aproximadamente el 40% de las reservas mundiales, la mayoría de ellas en dólares. Pero el comienzo del desplazamiento de ellas no puede ser acelerado ni se producirá a la brevedad, en tanto siendo Estados Unidos el principal deudor del mundo -casi cuadruplicando al conjunto- la estampida global tendría efectos catastróficos.
Henrik Gullberg, principal estratega de divisas del Deutsche Bank en Londres, ha dicho en estos días que la postura del BRIC debilitará más al dólar.
Simultáneamente con la reunión del BRIC se desarrollaba en la misma ciudad una cumbre con la participación junto a los BRIC de Irán, Mongolia y Pakistán, el encuentro del denominado "Grupo Shanghai". En el documento final se fustigó el papel del dólar como divisa de reserva, el que en la actualidad -se dijo- se encuentra lejos de resultar ideal para sostener las reservas de los países emergentes.
En la actualidad las naciones más importantes trabajan en establecer como moneda universal el DEG (los derechos internacionales de giro del FMI), activo de reserva y unidad de cuenta compuesto por un conjunto de monedas que necesariamente deberá integrar la de algunos países del BRIC.
Tanta es la importancia de estos países, que han comenzado a prestar al FMI para que disponga de fondos para apuntalar economías en crisis a través de bonos emitidos por el organismo nominados en DEG.
La situación de China es muy complicada, ya que siendo el mayor tenedor del bonos del Tesoro estadounidense en dólares, casi 800.000 millones, el acelerado debilitamiento de la divisa y la inflación mundial que ya ha comenzado debilitan su posición. Por otro lado, todavía sus exportaciones tienen una fuerte dependencia del compre de Estados Unidos, a pesar del fuerte impulso a su mercado interno que ha venido insinuando para capear la crisis internacional. Sin embargo ha iniciado un proceso de atesoramiento de oro que ya ha superado a la moneda estadounidense.
Hace pocos días autorizó a algunas de sus empresas a facturar y cobrar operaciones comerciales de comercio exterior en yuanes, insinuando así un incipiente proceso de convertibilidad plena del yuan. Juntamente con Brasil ambos países han decidido instrumentar su intercambio comercial a través de sus divisas, movimiento que se ha repetido con nuestro país. China ha dado un respaldo crediticio de 10.000 millones de dólares pero respaldados en yuanes y la Argentina devolverá en pesos. Se trata de un plan de facilidades recíprocas para comerciar entre ambos países sin necesidad de utilizar dólares.
El país asiático desarrolla así una influencia global creciente que en Latinoamérica se manifiesta en la compra de activos en el rubro de acero, petróleo y derivados y productos primarios alimenticios. Esa tendencia se refleja en todo el mundo; adquiere bancos, sociedades de inversión e incluso sus recursos se han dirigido a Estados Unidos desde la compra de medios de prensa, automotrices, constructoras y servicios.
En la reunión del G8 en Italia el portavoz chino dijo que el dólar no puede seguir siendo la única moneda de reserva mundial y que hay que equilibrar los tipos de cambio de las principales monedas.
El reciente encuentro Obama-Mendeleiev en Moscú no estuvo exento del debate sobre la preocupación que genera en los emergentes el deterioro constante y progresivo del dólar. El principal asesor económico del presidente ruso ha dicho inmediatamente después del encuentro que "existe un entendimiento de que la última cosa que necesitamos son nuevas turbulencias en los mercados financieros, por lo que nadie desea la ruina del dólar, incluidos nosotros".
Sin embargo Rusia ha superado por primera vez en mayo sus reservas en euros por sobre los dólares, tendencia que se acelera precipitadamente.
Y es que Rusia y China no sólo tienden a la autoprotección de sus reservas, que le dan basamento a su hegemonía, sino que ya no aceptan financiar la carrera armamentística prestando dólares baratos a Estados Unidos para que mantenga su herramienta de liderazgo. Estados Unidos necesita contar con la friolera de 4 billones de dólares en los próximos dos años para dar aire a sus políticas de déficit fiscales que sostengan los planes de rescate y sus aventuras militares.
En mayo estuvo en China el presidente del banco de la reserva Federal de Dallas, Richard Fisher, y fue requerido insistentemente sobre cuánto más financiaría la Reserva Federal los presupuestos de Estados Unidos imprimiendo moneda. Según Fisher, "me deben haber preguntado más de cien veces en China por nuestra política de emisión de dólares como principal preocupación por quienes han invertido sus excedentes en bonos del Tesoro".
Mientras siga la monetización de la economía estadounidense a través de una irresponsable emisión sin respaldo se acentuará la caída de los bonos del Tesoro y del dólar y el aumento de las tasas de interés marcará el deterioro. La inflación entonces -como hemos venido advirtiendo en trabajos anteriores- asomará como un castigo social al ya acelerado desempleo.
Wall Street y la Reserva Federal están armando una tormenta perfecta, creando dinero sin garantía alguna, entregando a un grupo de banqueros inescrupulosos la mitad de los ahorros en jubilaciones de los estadounidenses y comprometiendo las importaciones de un país que las necesita inexorablemente para funcionar.
El vuelo ha comenzado. No será lento pero tampoco vertiginoso; sin embargo, no existen fundamentos técnicos que habiliten a pensar que se detendrá.
DARíO TROPEANO (*)
Especial para "Río Negro"
(*) Abogado