BUENOS AIRES (DyN) - El Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) respaldó la asignación de derechos especiales de giro (DEG) por un monto equivalente a 250.000 millones de dólares, de los que 2.500 millones recibirá la Argentina, para fortalecer las reservas del Central.
El ministro de Economía, Amado Boudou, confirmó que el Gobierno tomará la cuota que le corresponde porque "no significa mayor endeudamiento" sino dinero que se le asigna al país simplemente por ser parte del organismo. Acerca de la utilización de ese dinero, Boudou no dio precisiones y comentó que "se evaluarán" las distintas alternativas posibles.
Asimismo, afirmó que "esto refuerza la solvencia fiscal del país".
De acuerdo con lo informado en Washington por el FMI a través de un comunicado de prensa, la inyección de ese cuarto de billón de dólares apunta a "aportar liquidez al sistema económico mundial mediante la complementación de las reservas de divisas de los 186 países miembros".
La propuesta debe ser presentada a la Junta de Gobernadores del Fondo para su aprobación definitiva. Si en la votación, cuyo cierre está previsto para el 7 de agosto, la Junta de Gobernadores aprueba el plan por una mayoría del 85 % de la totalidad de los votos, la asignación de DEG se llevará a cabo el 28 de agosto.
En consecuencia, la Argentina se haría acreedora de unos 2.500 millones de dólares, que se integrarían a las reservas del Banco Central. Algunos economistas relativizaron esta cifra y recordaron que, en el último año, la salida de capitales del país esa un ritmo de entre 1.500 y 2.000 millones de dólares por mes, con lo cual la presión hacia una suba del dólar se mantiene.
De acuerdo con el comunicado, "los mercados emergentes y los países en desarrollo obtendrán el equivalente de casi 100.000 millones de dólares de esta nueva asignación, destinándose más de 18.000 millones de dólares de dicha cantidad a países de bajo ingreso" señaló el director gerente del organismo, Dominique Strauss-Kahn. La asignación fue solicitada como parte de un plan de 1,1 billones acordado en abril por la cumbre de Londres del G-20 y secundado por el Comité Monetario y Financiero Internacional (CMFI) "para hacer frente a la crisis financiera y económica internacional restableciendo el crédito, el crecimiento y el empleo en la economía mundial", señaló el organismo multilateral.