TEHERÁN.- El vicepresidente primero iraní, Esfandiar Rahim Mashaie, nombrado el viernes por el presidente Mahmoud Ahmadinejad, renunció al cargo ayer, tras ser criticado por los sectores más conservadores por haber afirmado que Irán era "el amigo del pueblo israelí".
Esta dimisión es una señal de la ardua tarea que espera a Ahmadinejad para formar su futuro gobierno tras ganar las elecciones presidenciales del 12 de junio, cuyos resultados fueron impugnados por sus rivales, que los consideran fraudulentos. Esta victoria desató un movimiento de protesta callejero inédito en treinta años de República Islámica.
Rahim Mashaie, un personaje polémico muy cercano al presidente, "dimitió", informó ayer la cadena estatal Press TV. El presidente ultraconservador, cuyo hijo se casó con una hija de Rahim Mashaie, se granjeó las críticas en sus propias filas por haber designado en el cargo a un hombre que declaró que Irán era "el amigo del pueblo israelí".
"Hace falta anular el nombramiento de Rahim Mashaie por respeto por el pueblo conservador", fiel a los principios de la revolución islámica, escribió Hosein Shariatmadari, director del periódico Kayhan, en su edición dominical. El director de este diario conservador es nombrado por el guía supremo iraní, el ayatollah Ali Khamenei, y respalda a Ahmadinejad. "Muchas personas cercanas al presidente, como el pueblo que lo apoya, son hostiles al nombramiento de Rahim Mashaie y están preocupados por ello", añadió Shariatmadari.
La elección de Esfandiar Rahim Mashaie, que era vicepresidente a cargo del Turismo, fue anunciada el viernes por Ahmadinejad, cuando había transcurrido poco más de un mes desde su polémica reelección con el 63% de los votos, en primera vuelta. En julio de 2008, Esfandiar Rahim Mashaie había afirmado que Irán era "un amigo del pueblo estadounidense y del pueblo israelí", en una declaración poco habitual que contrastaba con los ataques verbales de las autoridades iraníes contra el Estado hebreo. "Consideramos el pueblo estadounidense como uno de los mejores pueblos del mundo", dijo en aquel entonces. Estas declaraciones levantaron una polvareda entre los clérigos y los parlamentarios conservadores, que exigieron su renuncia. Para aplacar los ánimos intervino el guía supremo iraní, el ayatollah Khamenei, quien desaprobó las declaraciones de Rahim Mashaie y dio por zanjada la polémica. (AFP)