Después de trabajar durante 20 años como enfermero en Salud Pública de Neuquén, cometí un grave error: enfermarme a causa de una pericarditis constrictiva tuberculosa, o sea, una enfermedad profesional.Este error me llevó a padecer cosas peores y que es importante comentar para que todos los laburantes vean cómo nos tratan; un ejemplo es el empleador, o sea, el Estado provincial: se desligó desde el momento en que supo, a través de la ART, que era una enfermedad profesional y nunca más un médico de medicina laboral de la subsecretaría averiguó cuál era mi estado ni qué había pasado con los elementos de protección, para que esto no le pasara a otra persona.Con la ART todavía deambulo de comisión médica en comisión médica para que realmente se hagan responsables de la situación y de ese modo poder cobrar la indemnización que conforme a la Ley de Riesgos del Trabajo cobraré en confortables cuotas, si la salud me acompaña.No conforme con esto, después de seis meses de trámites el seguro obligatorio contratado por el empleador me pagó la sideral suma de 2.404 pesos, todo esto para asegurar mi futuro, porque el sueldo ya me lo bajaron al jubilarme por incapacidad.Siempre pensando en el futuro, y ayudado por gente que trabaja para el mismo seguro, me adherí a un seguro adicional por el cual pagué una importante cantidad de dinero como cuota mensual y que se denomina seguro adicional por incapacidad permanente total taxativa. A la hora de hacerme efectiva dicha prima del seguro se me respondió por carta documento que mi incapacidad no es taxativa, por lo que me negaron el pago.Por todo esto, quiero advertirles a los trabajadores de los infortunios que deberán enfrentar si por casualidad se les ocurre contraer una enfermedad laboral.Y algo más: al Estado provincial, gracias por no preocuparse ni cuidar a partir de los trabajadores el sistema de salud que ya destruyeron, y a los gremios, que hay que debatir otras cosas, no solamente aumentos salariales. Rubén Darío Sosa, DNI 16.173.911 Cutral Co |