El estadio Aldo Cantoni fue una verdadera caldera y los nueve mil sanjuaninos que estuvieron allí vibraron de lo lindo ante un partido que no dio tregua durante más de dos horas y media.
Las cosas empezaron realmente bien para nuestros muchachos y la parcialidad local gozó al máximo, alentó como nunca y festejó cada uno de los puntos. El encuentro fue cambiante y sufrido, pero el clamor popular nunca decayó.
En el tercer set, mientras la Argentina mandaba en el parcial, la fiesta comenzó a armarse con la "ola", cánticos y gritos desaforados.
Las cosas se complicaron y a partir del cuarto parcial bajaron algunos silbidos para los visitantes, pero después la garra y el corazón de los de Weber fue más. Y la fiesta estuvo garantizada.
Como en la noche del jueves, cada uno de los asistentes debió atravesar un scanner térmico. Se trata de un sistema de control instalado para detectar a las personas con más de 38 grados de temperatura y sospechados de padecer gripe A.