BRASILIA.- En medio de escándalos políticos que paralizan al Congreso brasileño, las declaraciones del presidente Luiz Inacio Lula da Silva, acusando a los legisladores de poner a dormir las investigaciones de corrupción, desataron airadas reacciones de senadores... y de los pizzeros de Sao Paulo.
El ida y vuelta de declaraciones comenzó el miércoles, cuando reaccionando a la instalación de una comisión investigadora para la estatal petrolera Petrobrás, Lula dijo que los senadores de la oposición son buenos "pizzaiolos", es decir "pizzeros" en portugués.
Esa expresión, típicamente brasileña, refiere a que cuando algo "acaba en pizza", entonces "acaba en la nada". El dicho suele utilizarse para indicar que ninguna investigación de corrupción prospera.
"La oposición grita, yo trabajo", dijo además el presidente.
Las referencias irritaron a varios senadores, 11 de los cuales suscribieron el jueves un pedido para que el Senado exprese formalmente su repudio a estos dichos.
El senador socialdemócrata Alvaro Dias dijo que en realidad Lula "es el mayor ´pizzaiolo´ del país", por no haber penalizado a ninguno de sus asesores involucrados en escándalos.
El intercambio entre el Congreso y la Presidencia ocurre en un momento de grave crisis en el Parlamento brasileño, que tiene como epicentro denuncias sobre uso del dinero público y nepotismo, que apuntan sobre todo al presidente del Senado, José Sarney.
Sarney, mandatario brasileño entre 1985 y 1990, es un importante socio del gobierno. Lula le defiende, pero la oposición y parte de los aliados del Ejecutivo piden su renuncia.
Pero no fueron sólo los legisladores quienes reaccionaron a la irónica declaración de Lula.
La Confederación de los Trabajadores de Turismo y Hospitalidad (Contratuh) salió en defensa de los pizzeros en Sao Paulo -que se considera la segunda ciudad en venta de pizzas en el mundo después de Nueva York- expresando en un comunicado su "consternación al tomar conocimiento de la utilización de esa profesión para atribuirle una connotación despreciativa".
Por su parte, Sarney dejó en claro que no abandonará el cargo pese a la ola de denuncias de irregularidades en su contra.
"Contra la injusticia, sólo el silencio, la paciencia y el tiempo", afirmó el senador, en el discurso previo al receso parlamentario. (AFP/DPA)