NEUQUÉN (AN).- El gato cantinero Zorbas encontró una gaviota a punto de nacer y la adoptó. La bautizó Afortunada y la llevó a vivir con él y sus amigos Colonelo y Atorrantísimo, tres felinos de buena vida que deciden criar y cuidar el ave en el mundo gatuno y asumir la difícil tarea de enseñarle a volar. Pero en el medio pasan muchas cosas que aportan entretenimiento, humor, emoción y reflexión en dosis equilibrada para el imaginario de los chicos.
Una musiquita de jazz exquisita y un tango entrañable, las travesuras propias de los gatos, el respeto por lo diferente, los ritmos del silencio y la demostración de la solidaridad, aspectos que los más pequeños comprenden y aprecian perfectamente, atraviesan el espíritu de esta obra de títeres de mano que brilla con condimentos teatrales.
Los felinos no estarán solos: su aparición en escena marca la continuidad de las titiriteras Julieta Tabbush y Paula Boyé (del grupo de teatro de títeres Alambique) en un trabajo que se impone, deja marca y huella: "Zorbas".
Con la experiencia que les confiere una temporada exitosa en La Caja Mágica de Cipolletti, el paso por el festival de Títeres en Azul y Mar del Plata, y una función especial en Araca Teatro, sus ganas de seguir las lleva al escenario de La Conrado Centro Cultural en una puesta fuerte de diez funciones que comenzó ayer y se extenderá hasta el 26 de julio. Se verá a las 17.30 todos los días.
Entonces, en este presente complicado donde la gripe A barrió con muchos proyectos infantiles previstos para las vacaciones de invierno, la puesta del Grupo Alambique constituye un acontecimiento cultural para agendar. Al que se suma el estreno de la obra de títeres para toda la familia del grupo ¿Te lo cuento?, de María Muñoz (ver aparte).
Propuesta inusual
"Zorbas" es una pieza que emociona. Basada en un texto del escritor chileno Luis Sepúlveda , lleva impresa el talento y la creatividad de la dupla Tabbush-Boye (las dos muy exigentes), con la participación de Adriana Iglesias en escenografía y Santiago Gallo en la musicalización.
Y en este camino transitado, con una veintena de funciones en su haber, las creadoras asumen que "Zorbas" les dio muchas satisfacciones. A pesar de los miedos iniciales, cuando optaron por montar una propuesta diferente, con detalles inusuales en las obras infantiles como son los silencios o la música de Luis Armstrong y Astor Piazzolla, para citar algunos detalles.
"Primero -dijo Tabbush- pensábamos que iba a ser difícil establecer esta convención con el público, pero resulta que los chicos ahora tiene un ojo entrenado a otras propuesta. Hay cosas que tienen las caricaturas, las computadoras, hay un lenguaje visual muy rápido, entonces saben interpretarlo. Una satisfacción es reconocer que estas nuevas generaciones tienen códigos de interpretación de lenguajes visuales de otro tipo". Así, desde que salió al ruedo por primera vez, el montaje de la obra se hidrató al ritmo de la empatía entre público y artista.
