TURÍN (ANSA) - Un célebre laberinto vegetal, el del castillo de Masino, en Piamonte (norte de Italia), fue restaurado y reabierto al público tras décadas de incuria y abandono.
El castillo de Masino es a la vez la más bella y la más importante históricamente de las posesiones del Fondo para el Ambiente Italia (FAI), la fundación que se ocupa de preservar el patrimonio artístico y paisajístico italiano, gracias a donaciones de entidades y particulares.
El castillo, con sus jardines y un maravilloso sendero de 350 metros bordeados de tilos, y su laberinto botánico semicircular de tres kilómetros cuadrados, con dos mil plantas de 1,8 metros de altura y un recorrido de 1,8 kilómetros, pertenecía a la poderosa familia de los Valperga.
Con este laberinto, la familia italiana planeaba competir con otras construcciones similares, como las de Willen Park y Chesterfield, en Inglaterra, que hoy siguen atrayendo miles de turistas.
El castillo, adquirido a fines del siglo pasado por el FAI, empezó a ser restaurado en 2001 y recién este año se completaron los trabajos, plantando los tilos faltantes del Gran Sendero que lleva a los visitantes al ingreso occidental del edificio y desde el cual se admira un paisaje de campos sembrados y cumbres alpinas.
El laberinto, el segundo más grande de Italia después del de Villa Pisani en Strà (Padua), cuenta en su centro con una atalaya de madera desde la cual se puede admirar todo el dibujo original dieciochesco, respetado hasta en sus más ínfimos detalles por el arquitecto de jardines Paolo Pejrone, que se ocupó de copiarlos siguiendo una estampa de la época (1753), encontrada recientemente en el archivo del castillo.