VIEDMA (AV)- Por milagro, los problemas sociales que viven varios jóvenes no generaron una tragedia. Los vecinos no disimularon la preocupación en la noche del miércoles ante varios disparos que se confundieron con el ruido del tránsito y de los movimientos típicos del horario en el que la mayoría regresa a casa. Fueron entre tres y cinco disparos los que algunos dijeron haber escuchado. Uno de ellos impactó en la ventana de un departamento de las torres que se levantan en esta barriada que nuclea más de 900 departamentos y una población importante.

Fue la vecina del departamento donde impactó uno de los proyectiles quien alertó a la Policía lo que sucedía a escasos metros de la comisaría. La conjunción de los ruidos externos sólo había permitido a los vecinos más cercanos escuchar los disparos, sobre todo a esta vecina a quien el ruido del impacto en su ventana le llamó la atención.

Al parecer un grupo de jóvenes se encontraban debajo de una de las escaleras tomando unas cervezas y la presencia de un joven de 17 años de otro barrio habría generado una discusión con uno del grupo. El menor habría decidido finalizar el desencuentro alejándose del lugar. Dio media vuelta y cuando apenas había dado unos pasos los estampidos lo asustaron y lo obligaron a emprender la carrera. Un ardor en la espalda le advirtió que uno de los impactos había dado en su cuerpo. Por fortuna, la bala sólo perforó la campera que vestía y otras prendas, provocándole una leve lesión.

Hasta anoche no había sido ubicado el autor de los disparos que sería mayor de edad pero que no llegaría a los 20.

Este hecho grave por la portación del arma y por su uso contra una persona en plena vía pública coincidió con el año y un mes del homicidio del joven Atahualpa Martínez, quien casualmente murió luego de recibir un disparo en la espalda que le perforó uno de sus pulmones.