SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Desde que hace 5 años una gran creciente arrastró el puente sobre el río Pichileufu que comunicaba a Paso de los Molles, cada invierno el paraje queda aislado de la cabeza del municipio, Pilcaniyeu, ubicado a 40 kilómetros, y fundamentalmente de su hospital y centros de abastecimiento. Ahora, en lugar de esos 40 kilómetros, una ambulancia o un patrullero debería recorrer 200 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta para socorrer a un enfermo o investigar un delito, dando la vuelta por Dina Huapi, Confluencia-Traful y Alicura.

"Tengo entendido que hace cuatro años el gobernador le anunció al intendente de Pilcaniyeu que estaba la plata para construir un nuevo puente, pero se olvidaron de nosotros y estamos prácticamente aislados", reprochó Alicia Marín, una mujer de 50 años que nació y se crió en ese paraje, al que hasta hace poco tiempo se llegaba por un camino vecinal desde la antigua Ruta 40. "En invierno el río crece y no deja pasar a los caballos ni a los vehículos, y tenemos que salir obligadamente por Paso Flores y Alicura", expresó Alicia, que vive y trabaja en Bariloche en forma permanente, pero no olvida a sus hijos y hermanos, y a las 14 familias que permanecen en el pueblo en que nació, "en su mayoría personas mayores".

En su denuncia, Alicia recordó que en la familia Millapi hay una mujer que es ciega, y que en la familia Galván hay una persona discapacitada que necesita atención. También lamentó la reciente muerte de su antiguo vecino Francisco Galván, "que tenía una camioneta 4x4 y nos sacaba de apuro", y definió al paraje como "un lugar desamparado. Cuando era chica e iba al colegio en esa zona veía las máquinas que mantenían arreglado el camino, pero ahora no pasan más", agregó.

Antes de la destrucción del puente, para llegar a Paso de los Molles había que ir a Pilcaniyeu por la Ruta 23 y transitar unos 16 kilómetros por la antigua Ruta 40 para tomar el camino vecinal que conducía al puente. Pero hace tres años designaron como "Ruta 40" al sector de la ex Ruta 237 que llega a Bariloche y continúa hasta El Bolsón y Esquel, y hasta contabilizaron esos cientos de kilómetros como un logro del gobierno nacional en kilómetros asfaltados. Mientras tanto, la legendaria Ruta 40 está dejada de la mano de Dios, al igual que las decenas de pueblos.