ROCA (AR) .- En tiempos de gripe, aislamiento, contagios y medicamentos las bibliotecas populares constituyen para muchos un espacio de refugio y dispersión. Con la mayoría de las instituciones educativas privadas y públicas cerradas, continúan con sus puertas abiertas para prestar y recibir devoluciones de libros y en algunas las salas admiten la permanencia de gente, aunque con restricciones.

Numerosas son las recomendaciones de expertos para mantener ocupados a los chicos durante este período prolongado sin clases. Páginas web, juegos online, videos didácticos, películas, series, dibujos animados y más. Pero entre tantas opciones tecnológicas el libro sigue siendo uno de los más elegidos a la hora de buscar datos o simplemente disfrutar de un buen texto.

Las bibliotecas se conforman así tanto en válidos espacios de contención como en un núcleo de infinita búsqueda de información.

Durante las últimas semanas, en algunas aumentó considerablemente la concurrencia de padres y chicos para buscar cuentos y todo tipo de publicaciones entretenidas para aprovechar estas "vacaciones extendidas" leyendo. Tal es el caso de la "Julio A. Roca", de esta ciudad, en la que a partir de la semana pasada aumentó la cantidad de libros retirados.

Sin embargo, en los barrios la demanda no fue tanto de libros para "el tiempo libre" sino para resolver las tareas de los cuadernillos elaborados por el ministerio de Educación. Esto sucede por ejemplo en la biblioteca Quillcatuve de Mosconi y en Crecer de barrio Nuevo, donde la mayoría de las consultas es de información para realizar trabajos prácticos.