El retorno de Florentino Pérez a la presidencia del Real Madrid significó el regreso a la desmesura "galáctica", pues cómo llamar si no a los más de 200 millones de euros que gastó en Kaká y Cristiano Ronaldo.
El entrenador Manuel Pellegrini, el elegido para esta nueva etapa, fue presentado el dos de junio pasado y quince días después supo que contaría con el brasileño y el portugués.
Con ellos, más Karim Benzemá y Raúl Albiol, los otros dos superfichajes de la temporada que vendrá, Pellegrini deberá ser campeón. Al fin y al cabo, para eso contrataron tantas figuras. Sin embargo, ni él ni las superestrellas garantizan nada. Claro que eso no le importa demasiado a Florentino y sí a Pellegrini.
Aunque suene a paradoja, tanta superestrella junta pone a Pellegrini en un lugar incómodo, pues un Real Madrid campeón será la consecuencia obvia de un equipo formado por grandes jugadores. En cambio, si se queda con las manos vacías, Pellegrini tendrá que responder por ello.
Pero hay algo más. El entrenador llegado del Villarreal -el club de una ciudad de 30.000 habitantes, algo así como un Bernabeu semi vacío- será el conductor futbolístico de un proyecto extrafutbolístico. Sólo así pueden explicarse los 94 millones de euros en efectivo y en un sólo pago que el Real Madrid gastó en Cristiano Ronaldo.
En el fútbol, nadie garantiza triunfos. Ni siquiera Cristiano Ronaldo. Sin embargo, con el portugués de blanco, el club ya ganó, aún cuando el fútbol todavía no empezó.
Las 15 camisetas 9 de Cristiano Ronaldo vendidas por minuto hace una semana equivalen a 170 mil euros recaudados en sólo dos horas.
Después, qué haga el portugués en la cancha será problema de Pellegrini. Y que lo haga bien, también. Los prestamistas del Real Madrid estarán ansiosos.
JUAN MOCCIARO
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